
Mientras estemos ignorando nuestra realidad y naturaleza, habrá conflicto en nuestro interior. Las personas se resignan a «hacerse mayores», cuando la actitud correcta sería CONVERTIRNOS en mayores. A medida que el cuerpo físico hace esta mudanza, el Alma puede lucir su Luz.
Toda resistencia a convertirnos en seres de Luz- genera sufrimiento y dolor.
La mente inferior es el gran obstáculo para conseguir realizarnos como seres humanos. Nos cuesta mucho ver e identificar a nuestro Yo-personaje, que funciona desde lo ilusorio y relativo.
Desarrollar la Mente -ponerla a nuestro servicio- es crear Luz para que ilumine nuestro Camino.
El Ego está asentado en la mente inferior, junto con los instintos básicos de supervivencia. Es la mente de las pasiones viscerales; codicia, lujuria, cólera, soberbia … todas estas energías oscurecen y bloquean el Amor en nosotros.
Pero una vez comenzamos a percibir y comprender que somos algo más que eso… cuando se van afinando nuestros gustos y ahondamos en las sutilezas del Alma y profundizamos en el sentimiento del Amor, la Mente se amplía, -se purifica- y se iluminan otras partes de ella que nos eran desconocidas hasta ahora.
Entonces comprendes que todo lo que te ha sucedido hasta ahora, ha sido para tu más alto bien; ha sido, es y seguirán siendo, sucesos para tu aprendizaje y mutación,

La clave para no engañarnos a nosotros mismos, cuando tenemos un deseo profundo y sincero, es estar atentos a que nuestra mente no esconda ningún interés egoísta que mancille el propio deseo. Lo que se anhela debe estar libre de codicia, vanidad o que detrás del mismo deseo no haya la intención de obtener algún otro provecho.
Muchos dicen quererla… pero a mitad de camino se cansan, desisten, siguen probando otras cosas nuevas o deciden ya tienen bastante… pero llegar hasta el final para alcanzar la tan deseada paz interior de forma estable, es una tarea ardua que pocos consiguen.
La crisis, sea global o individual, surge cuando las formas y las normas se vuelven viejas, inútiles e insostenibles, pero se perpetúan ante el miedo al cambio.
Un sermón es lo contrario a la propia revelación interior . No sirve la bondad obligada. Ni siquiera una madre puede prestar sus virtudes a su hijo.
El mundo exterior parece dificultarnos el cambio social a una mayor igualdad.