Visionando

Cuando yo era jovencita mi madre muchas veces me gritó cuando me veía recostada en el sofá ¡¿qué estás haciendo que no haces nada?! y yo no atinaba qué responderle… ¿acaso se contentaría si le respondiese «estoy soñando«?

El alma de las cosas se esfuma cuando al crearlas no hay pasión ni inocencia. Cuando sólo hay intereses materiales pierden la luz.

El Alma del ser humano se nubla y achica por la misma razón; el dios dinero en un pedestal, el apego terrenal, el éxito económico, esas cosas le quitan el valor y la magnificencia a la vida misma.

El miedo a perder bloquea la magia de la vida. La prisa y la impaciencia no dejan que sucedan los milagros que esperan el momento propicio para actuar.

Se pone la energía en lo que nutre la vanidad y compensa al Ego. Se desvía la atención y atrae las luces de la baratija del no-esfuerzo, la banalidad de lo que halaga y complace al cuerpo, nada más allá de eso.

Conciliar cielo y tierra requiere de templanza. ¿Cómo adaptarse a una sociedad enferma y no salir contaminado?

¿Qué estás haciendo que no haces nada? … -mamá, estoy imaginándome que tengo alas y sobrevuelo la casa, el barrio, la ciudad, el país, el continente, y sigo elevándome por encima del planeta y me siento una con los demás astros y puntos de luz. Instintivamente me siento capaz de enviar amor a todo mi alrededor y a cada uno de los seres vivos de todas partes, de forma simultánea y sin esfuerzo. Soy uno más sin distinciones, todo es perfecto.

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