
Somos energía vital, Alma y Espíritu. Ahora en un cuerpo físico, en la tercera dimensión del planeta Tierra en la galaxia de la Vía Láctea. Dentro de un tiempo/espacio determinado, para después seguir nuestro camino, de vuelta a Casa, dentro de la eternidad.
Somos energía que no muere, seguimos experimentando la magnitud y sutileza de nuestro Ser, la evolución y la magnificencia de la Conciencia Suprema de la que somos parte.
Desde el trabajo de des-identificarnos del yo-personaje y RECORDAR quiénes somos, incluida nuestra misión de vida.
Y esto implica el DESAPEGO total de todo deseo. Somos, en estado de Amor, incondicionalmente, compasivos con todas las almas, desde el corazón espiritual impersonal, cuando hemos vivenciado la UNICIDAD con el Todo.
Nuestra Alma en estado de ascensión y nuestro Espíritu, incorruptible, por siempre, hacia la trascendencia de nuestro Ser en LUZ.

