
Si quieres dejar de sufrir, hazte sabio. Y sabio es quien tiene una conducta prudente.
Siendo un simple Observador. sin que te afecte el entorno. Al no necesitar reconocimiento ni aprobación, la opinión de los demás no te sacará de tu estado de calma y paz contigo mismo.
No es necesario entrar en discusiones, tienes claro quien eres y aceptas las distintas creencias sin que te alteren ni te saquen de tu centro.
No te importe ser condescendiente; nada es más importante que tu paz interior y ser amable con los demás.
El silencio es parte importante de tu actitud contemplativa y serena. El silencio te lleva, hacia adentro, a reconocer tu Ser esencial, y poder beber de la Fuente de Amor Puro dentro de tu corazón.
No hay tensión ni represión; te comunicas y expresas desde el Amor, teniendo entendimiento hacia los demás, sabiendo que cada uno vive desde su nivel de comprensión y Conciencia. Aceptamos.
Sólo deja fluir el espíritu que es Luz y es Conciencia unida a lo Superior.
Esta es la sabiduría que, alcanzándola, nos hace sentirnos plenos.

Nos desenvolvemos en el mundo primario de la dualidad. Desde la rigidez mental de la separación y el enfrentamiento. Si piensas como yo, eres de los míos o de lo contrario ya no te escucho. Sin capacidad para percibir más allá de nuestras conveniencias, vemos al otro como rival. Y hoy en día hemos llegado a los extremos de rivalizar entre hombres y mujeres.
Cada uno tiene varios estilos de expresión según las circunstancias lo requieran pero hay personas en las que las emociones les pueden crear serios problemas si se mueven en los extremos y de forma contradictoria. También están esas otras personas tan rígidas y rigurosas que en toda circunstancia tienen la misma forma de actuación, no permitiéndose expresarse con libertad.
La diferencia es grande. El compromiso primeramente es con uno mismo. Debe ser voluntario y consciente; así es como se crea la perfección.