Los sueños

Para interpretar los sueños es necesario despertar muy despacio.

Si sueño que estoy enfermo, ¿acaso tengo que ir al médico al día siguiente?.

Y qué pasa si sueño que un delfín se acerca a la orilla donde estoy y me susurra la respuesta que yo buscaba … pero cuando despierto no consigo recordarla.

Los sueños sólo pueden ser interpretados por quien los vivencia. Porque los sueños no se pueden reducir a una descripción de signos y símbolos sino lo relevante es el SENTIR, lo que tiene la clave del mensaje del sueño es cuál es nuestro sentimiento al despertar. Y él es el que nos revelará lo que estemos capacitados para entender de nosotros mismos y nuestras circunstancias.

El simbolismo es un instrumento de conocimiento que va ligado con el conocimiento que uno tiene de sí mismo.

Por eso, cuando despertamos, debemos hacerlo lentamente, llevando nuestra atención y conciencia a cómo nos sentimos. Recordar el sueño sin prisas, recreándonos en el sentir. Y despacio ir saliendo de él.

Por supuesto no todos los días tenemos el mismo tipo de sueños. La inmensa mayoría no los recordamos al despertar: son sueños que han servido y son necesarios para destensar nuestra mente. Otros sueños, son viajes que hemos hecho durante la noche a nuestro campo astral, y nos hemos permitido tener vivencias extrasensoriales.

Hemos viajado a otras dimensiones de nuestro ser. Y puede que vivamos entonces experiencias tan reales e intensas que jamás olvidaremos.

El mundo onírico es otra forma de realidad que vivimos a través de los sueños. Puede ser muy enriquecedor si aprendemos a entrar en él. Desarrollará nuestra intuición y sensibilidad. Y nuestra percepción de nosotros mismos y del mundo se ampliará para mejorar nuestro entendimiento, siempre y cuando mantengamos los pies enraizados en la tierra.

Mi Maestro interior

ser de luz 7Cuando hago la meditación, entro en mi mundo astral y bajo a mi Jardín interior donde está esperándome mi Maestro. Esta anécdota, como todo lo relacionado con mi Maestro interior, es de muchos años atrás pero está grabado en mi corazón.

«Un día que estaba desconsolada, torturándome la soledad, fui al encuentro de mi Maestro. Lo encontré sentado bajo un gran castaño y me senté frente a él. Me dirigí a él pidiéndole consuelo. No se cómo pero, sin decir palabra, me transmitió tanta energía que mi cuerpo temblaba, con escalofríos recorriendo la columna vertebral y también alivió mi corazón llenándolo de paz.

Luego mi espíritu salió de mi cuerpo y como una flecha subió al cielo. Al bajar se convirtió en una hoja que en ese momento caía y luego fue la misma brisa la que la sostenía y desplazaba… Y el Maestro, al volver mi espíritu a mi, dijo: «no centres tus preocupaciones y tu energía en cosas nimias. La energía está en todo. Existen muchos niveles de Realidad y no hay una única forma de percepción. Expande tu Conciencia. Ve más allá, hay muchas más dimensiones en tu Ser».

Y continuó más tarde: «¿No sientes cómo todo a tu alrededor está vivo y unido entre sí?… No, claro que no. Estás demasiado pendiente de ti misma. La soledad es tu ceguera. ¡Despójate del ego y luego mira! ¡Tu eres también el rocío que se posa en la hoja de esa flor que embellece la luz de la mañana. Ve y siente y agradece porque tu eres también parte de esa energía que mueve el mundo y el Universo, sin darle más importancia.

De pronto se puso de pie y como un derviche se puso a dar vueltas. ¿Bailas para mi?,le pregunté con sorpresa. «Bailo para toda la galaxia. Tu también puedes hacerlo. El movimiento crea energía y la energía es Amor. Mira hacia adelante. Ante la aflicción, para el mundo desde tu corazón y no permitas que te arrastre en su movimiento sin sentido. Entonces debes decir con resolución ‘yo sé en cual dirección debo ir’ y actuar desde la certeza que dicte tu corazón, aunque sea en contra del mundo entero. Cada dificultad encierra una enseñanza. Afrontarla con serenidad te permitirá aprender y crecer».

Seguidamente mi Maestro se ha esfumado hacia arriba, muy rápido.Primero convirtiéndose en algo gaseoso y luego viento. Me he sentido mejor al volver …»