Síntomas de una limpieza espiritual

hombre joven meditandoEstos días me he encontrado con varias personas que han venido a mi con crisis de ansiedad y muy preocupadas por su práctica espiritual que sienten estancada.

Esta es una cuestión que necesita ser explicada para tranquilidad de muchos. Llevo más de cinco años dando el curso de «Entrenamiento para la Nueva Conciencia» que trata fundamentalmente de un proceso de limpieza (purificación) de nuestros diferentes cuerpos: físico, mental, emocional y espiritual. Para después, una vez  hemos experimentado y dominado nuestros diferentes cuerpos y Planos, unificarlos y conectarlos con las energías superiores cósmicas y con las energías de la Madre Tierra.

O sea, limpieza de toxinas acumuladas en nuestro cuerpo físico que nos llevará poco a poco a hacernos más responsables de nuestra alimentación y forma de medicarnos. Entrando en contacto con nuestro cuerpo físico, aprendiendo a escucharle, seremos conscientes plenamente de qué necesita para mantenerlo saludable. Experimentaremos que cada vez nuestros gustos se hacen más sencillos.

En segundo lugar,  limpieza de malos hábitos y control de nuestra mente. Tomaremos conciencia de lo débil y vulnerable que somos. La poca fuerza de voluntad que tenemos. Cómo no podemos manejar los pensamientos y el conflicto que todo ello nos crea.  Trabajaremos la concentración y  trascenderemos  la mente para experimentar Planos superiores en nosotros.

Tercero, la sanación a nivel emocional trae el desapego de dependencias dañinas. Fortaleceremos nuestra auto-estima a partir de reconocer el desamor que tenemos por nosotros mismos. Nos haremos auto-suficientes y amaremos de forma más plena e incondicional.

Cuarto, atención a nuestra Alma y ser esencial. Llegados a este punto, saboreamos la victoria sobre nuestro ego. La recompensa es la paz interior y la aceptación de quienes somos.

Pero, qué ocurre:  Al principio, en este proceso de limpieza van a saltar por los aires recuerdos que nos duelen todavía, miedos que estaban escondidos, aspectos de nosotros que no queríamos ver y nos hace daño reconocer, inseguridades, celos, envidias … nuestro  ego y nuestras miserias  al descubierto. Entonces queremos salir corriendo: huimos. Nuestra mente nos dice que lo dejemos para más adelante. Ahora no es el momento.

Observar el lado oscuro de nuestra personalidad, reconocerlo, enfrentarse a ello  y aceptarlo, es para valientes. Por eso, en las primeras clases se hace hincapié en el compromiso que cada uno debe hacerse consigo mismo para ir hasta el fondo. Hay que coger al toro por los cuernos.

Y no solo he tenido esta experiencia conmigo misma -que llevo 35 años en el camino espiritual-  sino que he sido testigo de todas las personas que han superado los primeros tramos que son los más pedregosos y difíciles, pues los miedos acechan incansables e intentan boicotear la buena intención de hacer cambios y mejoras en la vida.

Hay personas que en ese primer tramo de trabajo de transformación personal, les aparecen síntomas físicos; diarreas, gripe, fiebre, crisis de ansiedad, taquicardia, contracturas, alergias, pesadillas …  son las toxinas saliendo del cuerpo y se manifiesta de diferentes formas. No hay que preocuparse, al contrario, hay que alegrarse pues estamos limpiando.

Como digo, una vez pasado ese primer tramo de limpieza, todo se hace fácil y solo queda dejarse fluir, al estar ya alineados con la Naturaleza y las energías cósmicas.

 

Las resistencias

flor en el agua preciosaTenemos que admitirlo … porque mientras no lo admitamos, mientras permitamos que el Ego nos maneje y manipule, nuestra mente se resistirá a cualquier cambio. Se resistirá a reconocer errores. Y esa resistencia es la que crea TENSIÓN en nosotros, a nivel físico, la que crea INSOMNIO, a nivel mental, y la que crea CONFLICTO, a nivel emocional.

Tenemos que admitir -a nosotros mismos- que nos hemos equivocado y rectificar el rumbo. Deshacernos de lo que ya no es válido. Poner orden en nuestras ideas y creencias. Clarificar nuestra mente y salir del pasado. Armonizar nuestros pensamientos con nuestro actuar y hacer. Y entonces, veremos cómo van desapareciendo las tensiones y los conflictos… es tan sencillo como difícil es el poner la mente a nuestro senvicio y tomar las riendas de nuestra vida. Tomar la decisión de ser nosotros mismos.

Para ello, la mejor táctica es pasar a ser Observador de mí mismo. Pero, ¿quién es el Observador en mi?

Mi Conciencia es el Observador del personaje que actúa -mi «yo» inferior que está ligado al Ego-. Ese yo condicionado que se mueve en el exterior esperando aprobación de los demás. Ese yo condicionado por los miedos, la inseguridad, la ansiedad … Ese yo condicionado, fraccionado y separado del Yo Superior del que ha olvidado forma parte.

El Ego no quiere cambios, se resiste, prefiere decir NO a lo que desconoce, a lo nuevo. Se empeña en mantenerse en la inmovilidad; inflexible. Desde la creencia de que hemos venido a sufrir; sufrimos. Desde la creencia de que es inevitable enfermarse,  tener molestias, perder facultades; nos resignamos a sufrir todo eso. …

Salgamos de la mente inferior. Vamos a abrir puertas estelares y a construir puentes hacia nuevas dimensiones de nuestro ser. Vamos a dejar atrás el Ego y que nuestro centro sea el Corazón espiritual.

La Conciencia es  Luz que ilumina nuestro camino. Confiemos. El Amor es la energía que  aviva y da sentido a nuestra vida.