Mente/Corazón

Me ocurre a veces; siento claramente un bienestar interior, placentero, agradable pero por otro lado mi Mente trabaja en contra y no cree tener ninguna razón para compartir esa placidez .

Y no es que exista una lucha en mi o que mi Mente esté demasiado activa buscando explicaciones y analizando situaciones. Simplemente es como si en el campo interior estuviesen dos estados encontrados. Cada uno de ellos sabe que el otro no es el rival, así y todo se miran de reojo e intentan ignorarse. No tienen todavía Conciencia de lo importante que es su unión

Sencillamente Mente/Corazón todavía no se han conectado del todo. Cuando esto suceda nuestra panorámica de la vida se amplificará y se volverá más clara y sencilla.

Interiormente me siento «divina» y mentalmente tengo mis dudas… y la Observadora de ambas se sonríe.

El Alma ante la tristeza.

A veces da la impresión de que en nuestra vida se descorre un velo y de pronto vemos las cosas de distinta manera y ese tener que VER la realidad y tener que mantenerse uno inalterable se hace casi imposible. Normalmente se sigue una conducta y una actitud de forma mecánica y eso parece facilitar la vida, sin grandes alteraciones, sin tener que pensar demasiado.

Pero existen otros momentos, -y esto ocurre en los más sensibles por la influencia de la Luna-, en que nuestro ánimo y humor cambia sin razón alguna y se hace cuesta arriba tener paciencia, ser tolerante, callar, guardar una imagen. Entonces resulta necesario el cuestionarnos, el observarnos, el comprendernos y aceptarnos.

Hay momentos en que el corazón, sin razón aparente, se siente afligido por una tristeza que le llega de improviso. Es una energía que va de fuera hacia adentro y oprime el pecho. Son momentos en los que uno siente solo está sobreviviendo. Puede ser que nuestra Alma esté pidiendo la escuchemos y nos empuja a hacer cambios.

Ese peso como llega se va, pero mientras está, oscurece la brillantez que normalmente aclara la mente y el corazón. Aprovechemos para ir hacia adentro y armonicémonos, siendo coherentes con nosotros mismos.

Cuando tengo el ánimo caído, el sentido de la vida se desdibuja y aparece el cansancio y la desazón.

Normalmente es bien distinto, me alegra saber que no tengo apegos y eso me hace sentir libre. Pero cuando me invade la tristeza, que asoma de vez en cuando, sin aparentemente razón alguna, la perspectiva de la razón de mi vida, se estrecha y oscurece.

Ahora sé que caer en esa melancolía, sucede cuando me desconecto de mi ser esencial y la vida se me hace cuesta arriba. En esos momentos me dejo arrastrar por los pensamientos más absurdos y aparece el tormento mental y la negatividad.

Ahora sé, que todo volverá por si solo a su sitio; el gozo de lo sencillo, la confianza en mi misma y mi conexión con la divinidad dentro de mi.

El Alma nos ayuda a centrarnos en nuestro corazón. La realidad es una y no admite separaciones, así que mantengamos interconectados mente/corazón.

Integrando lo humano con lo divino

En nuestro cerebro y en nuestro corazón existe una sala de conciliación. Éste es un espacio al que podemos acudir regularmente desde la humildad y vacíos de sentimientos egoístas para encontrarnos con nuestro Ser esencial y eterno.

Desde la Mente nos preguntaremos cuál es nuestra esencia porque el primer paso que debemos dar es el de conocernos a nosotros mismos. Para saber dónde estamos parados, hacia dónde nos dirigimos, quiénes somos.

Estando en la Mente seremos observadores de cómo funciona ella, de qué nos estamos disfrazando, cuál imagen es la que estamos dando y hasta qué punto nos estamos auto-engañando, por querer aparentar una realidad falsa por temor, desconocimiento o conveniencia.

Eso va a hacer tambalear la identidad que creíamos ser. Tendremos que volver a replantearnos muchas cosas pues la Conciencia va a comenzar a expandirse y va a ampliarse nuestra perspectiva de la realidad. Seamos valientes, este desafío merece la pena de ser vivido porque nos fortalecerá finalmente.

Cuando la Mente se despeja y se calma podemos ir a la Sala de Conciliación del corazón. Aquí se refleja quién eres de forma auténtica. Aquí, desde el sagrado silencio del corazón, podemos conocer nuestra misión de vida, siguiendo nuestra intuición, fortaleciendo nuestras virtudes. Aquí se nos esclarecerá qué hemos venido a resolver como almas en evolución.

Al unificar y sintonizar Mente/Corazón sentiremos cómo se ilumina el camino a seguir. Lograremos una reconciliación con todo lo que nos ha tocado vivir. Porque nada es casualidad y todo tiene un propósito.

Asumamos pues realizar el plan divino en nosotros.

Paz y Amor para alcanzar todo lo que nos propongamos y que el Universo tiene diseñado para cada uno de nosotros.