Hoy en día es fácil encontrar métodos, sistemas y técnicas para todo lo que necesitemos. Sepamos distinguir lo que nos ofrecen para controlar y calmar a nuestra Mente.
**Disciplinar** la Mente. Se trata de ponerla a nuestro servicio siguiendo prácticas para crear nuevos hábitos de conducta, como por ejemplo la meditación, repetición de frases positivas, oraciones. Todo ello para que la Mente cumpla exclusivamente su servicio de crear pensamientos positivos y claros. Acabando así con las avalanchas de pensamientos inútiles y torturantes.
**Empañar** la Mente. Se trata de sobreponer, sobre todo lo caótico que hay en la Mente, nuevas fórmulas de creencias y comportamiento, intentando así dejar de ver nuestra realidad, y que todo lo que hubo de desastroso en nuestra vida, desaparezca por si mismo y eso nos produzca la paz deseada. Puede ser a través de prácticas de meditación, yoga, oraciones … como disimulo y engaño mental de nuestra realidad.
**Distraer** la Mente. Es la elección del subconsciente de las mentes débiles y perezosas que no se valoran a sí mismos. Sumergiéndose en el mundo exterior del consumismo y distracción febril fuera de control. La televisión, el juego, ruido, drogas… todo lo que nos aparte del Ser es utilizado para no encontrarnos de frente con nosotros mismos. Una fuerte desesperanza es la causa muchas veces de este abandono de uno mismo.
Entendiendo todo esto, ahora vamos a ir a la clave:
** Sólo la Observación y el Silencio nos llevan ante la puerta de un Plano Superior.
** Sólo poner la atención en la Conciencia pura que somos nos hace libres.
** Abandonarse y fluir desde la sencillez y la humildad del Ser nos hará ser AMOR.





Nuestra visión de la vida es sólo una interpretación. En la medida en que nuestro nivel de comprensión se amplía, la vida se explica por si misma, al sentirnos dentro de ella dejamos de resistirnos a su flujo y ciclos, nuestra mente se calma y se simplifica nuestra actuación.
La densidad en el cerebro causada por almacenar demasiados pensamientos, problemas y conflictos, originan presión en la mente y dolor de cabeza. Esa densidad es la causante de tener poca claridad mental y poca capacidad para encontrar soluciones y simplificar la vida.
Una mente débil domina desde el miedo y el inmovilismo. Una mente débil es la que es incapaz de concentrarse en el Presente y sus pensamientos distorsionados van desde el recuerdo insistente de hechos pasados a la fantasía de un futuro incierto.
Nuestro cuerpo emocional necesita estabilidad afectiva y firmeza de identidad y propósito. Si no es así, confundimos los sentimientos y los expresamos desde un sentimentalismo exagerado y distorsionado.
Todos tenemos miedos porque los miedos razonables son necesarios: Nos previenen de los peligros y de extralimitarnos. Los miedos ajustan nuestras ansias de riesgo y fantasía.