Mente consciente y subconsciente

Dijo Oscar Wilde «mi evolución es constante, permítanme presentarme de nuevo«.

El cuerpo mental nos ayuda a visionar el inmenso campo de posibilidades a nuestra disposición. El cuerpo emocional nos lleva a percibir más allá de lo concreto desde la intuición. Y si dirigimos correctamente nuestro cuerpo físico conseguiremos salir perfectamente del sufrimiento para alcanzar la paz interior estable.

Nuestro objetivo, si somos inteligentes, sería volvernos universales… aunque ya lo somos en realidad, sólo tenemos que creerlo, vivenciarlo y manifestarlo …hacernos con el poder que nos identifica con el Ser y el espíritu que nos guía.

Tenemos que hacer un compromiso con nosotros mismos… visionar nuestro potencial y poder, puede llegar a ser impresionante… y no me refiero a verlo desde el ego sino desde la Conciencia impersonal; desde el Ser inmortal y eterno que somos.

Tenemos que expandir nuestra Conciencia y abrir nuestro corazón. Hacernos conscientes de nuestra realidad individual y colectiva.

Es nuestro subconsciente el que controla el 90% de nuestro cerebro y es responsable de todos los funciones vitales del cuerpo, la memoria a largo plazo, hábitos, patrones de comportamiento, creencias, intuición, conexión espiritual… mientras que la mente consciente controla menos del 10%; la memoria a corto plazo y el razonamiento. No basta con que sepamos razonar y acumulemos información. Podemos desarrollar nuestra Conciencia y adquirir un conocimiento directo de la Fuente.

Salgamos de la idea de que estamos atrapados en la rueda de vida/muerte. Consigamos que nuestra esencia se revele. Todo vibra en el Universo, hagamos que nuestra vibración sea elevada y formaremos parte de la sintonía universal que está eternamente en expansión.

Soltemos y dejemos atrás

Dejemos atrás lo que ya no queremos, lo que ya no necesitamos ni es útil ahora. Soltemos los miedos, el sentimiento de vergüenza y el sentimiento de culpa. Soltemos esa parte de nuestra identidad que ya cumplió su propósito. La actitud que correspondía a la niñez y a la juventud pero que ya no corresponde por nuestra edad, la dejamos ir, para que podamos comenzar a madurar.

La queja, los lamentos, el hacernos la víctima para llamar la atención, nos deshacemos de todo ello. La necesidad de que nos halaguen para sentirnos reconocidos, todo eso ya no es necesario; podemos ponernos de pie por nosotros mismos y volver a empezar si es necesario. Ganamos en autoestima haciéndonos valer.

Dejemos morir los apegos, los deseos que están fuera de nuestro alcance, soltamos las expectativas con las que soñamos en nuestro mundo imaginario.

Vamos a poner nuestra atención exclusivamente en nuestro propósito más elevado; conocernos a nosotros mismos y amarnos desde la Conciencia de nuestro Ser no desde el Ego, que sería algo nefasto.

Vamos a poner nuestro ánimo e inspiración en actuar desde la impecabilidad del Ser, desde nuestro Yo divino. Démosle sentido a nuestra vida, elevando nuestra vibración y frecuencia a la del Amor Incondicional.

Alimentemos nuestro espíritu y él se encargará de guiarnos para que desarrollemos el sexto sentido, la Intuición, y actuemos desde ella y sólo utilicemos la Mente para cuando necesitemos pensar.

Estemos en el nivel de comprensión en el que estemos, comencemos ahora. Nos hará bien.