Las personas de alrededor cuando comienzas un camino espiritual creen que te estás sacrificando, se compadecen de ti pensando que estás dándole la espalda a los placeres de la vida; te tachan de infeliz, raro, inadaptado …
¿Es un sacrificio renunciar a la comodidad aparente de la vida mundanal a cambio de la paz que descubres en tu interior?
¿Es eso un sacrificio?
¿Renunciar a los apegos del amor interesado y posesivo por alcanzar la dicha que va más allá de lo expresable, es eso un sacrificio?
¿Es un sacrificio renunciar a cosas o estatus o dinero cuando a cambio te sientes libre de manipuladores, chantajes emocionales, ataduras, obligaciones impuestas, falsedades, condicionamientos limitantes, inquisidores, culpabilidad, miedos …
Renunciarse a sí mismo, eso sí es un triste e inútil sacrificio.
Quien se libera de las ataduras, provee a su corazón de nuevo aliento.
Hay que ahuyentar con firmeza a todos los miedos que nos estén acosando, inclusive esas personas que con sus consejos -y por nuestro bien- sólo pretenden reducirnos.
Remontar toda limitación es elevarnos hasta nuestros orígenes.