
O confías o tienes miedo. O sientes o piensas. No se puede las dos cosas a la vez.
Hemos llenado el corazón con las ideas y creencias de la Mente…. y eso es lo que pensamos que sentimos y somos. Pero eso es falso, experimentar directamente desde el corazón nos da otro sentido más profundo que si sólo razonamos. Resulta que, si unimos mente-corazón, tendremos una óptica más clara de nosotros y de la vida. Esa es la clave.
Si la Mente no está conectada al corazón espiritual inevitablemente nos sentimos separados de la Naturaleza, de la Madre Tierra, y de Dios. Porque la Mente razona pero el Corazón siente e intuye más allá de lo concreto. No esperes que la Mente te responda porque lo hará desde el Ego, te dirá lo que el yo quiere escuchar. En realidad, lo más certero al hacerte una pregunta es dejar que se responda a sí misma. Ten la paciencia y la atención en la escucha para cuando esto ocurra.
La Mente por sí sola, no es provechosa; si no la enseñamos no sabe pensar y mucho menos discernir. Acumula pensamientos y se vuelve esclava de las creencias de otros.
No conocernos a nosotros mismos es el mayor defecto. Eso debilita y limita nuestros talentos y facultades.
Cuanto más nos liberemos de creencias y cosas más habilidad desarrollaremos para re-crearnos desde lo esencial.
«Nunca sabes cuán fuerte eres hasta que ser fuerte es la única elección que tienes»
