Las Flores de Bach y el arte de sanar

Es perfectamente natural y lógico que cada uno “tire para casa” y aplique –en el caso de terapeutas y sanadores, naturópatas y homeópatas, y demás ramas de la medicina natural- según sus simpatías, comprensión y cercanía a esos diferentes medios de sanar.

Pero no caigamos en la trampa fácil de “divide y vencerás”. Pienso que no se trata de rivalizar ni siquiera en si este sistema floral es mejor que el otro o si esta terapia no necesita de otras complementarias a la hora de buscar remedios para sanar. Porque la finalidad es esa: primero erradicar la enfermedad en lo posible y también, fundamentalmente, prevenir la enfermedad educando, tomando conciencia de nuestro ser y sus necesidades a todos los niveles.

Si partiésemos de la base de que todos y todo formamos el Todo (el Uno indivisible), esta comprensión nos llevaría a una actitud de no-división, no-exclusión, no-separación, y nos llevaría a encarar la vida y la salud, como terapeutas, de manera íntegra.

Quiero decir con ello que, ante un problema clínico, no vamos a separar como hace la medicina oficial, los síntomas físicos de los emocionales o psíquicos. Al contrario, vamos a ASOCIAR. Hasta los detalles insignificantes serán indicadores que vamos a SUMAR al informe preliminar. Hasta los silencios y los gestos los vamos a INCORPORAR como señales mudas interesantes a tener en cuenta a la hora de hacer el diagnóstico.

En el Arte de Sanar, el terapeuta debería llevar al paciente, como punto de partida, a la comprensión de que debe ir a la raíz de su problema, hacerle comprender que la enfermedad que padece es sólo la punta de iceberg; la manifestación en el cuerpo físico de algo mucho más profundo y que sería conveniente se comprometa consigo mismo a seguir un “aprendizaje” de varios meses para lograr la autotransformación necesaria y adquisición de nuevos hábitos para no recaer en la enfermedad. Pongamos por ejemplo; jaquecas, asma, alergias, anorexia, bulimia y un largo etcétera.

Así como cualquier persona, de toda condición social, a la hora de comprarse un coche, necesita informarse de un mínimo de instrucciones a seguir para el buen funcionamiento y mantenimiento del mismo. Por ejemplo, qué tipo de gasolina tiene que echarle, cuándo debe cambiarle el aceite, etc. Así mismo presentaremos al paciente un programa que indicase las pautas mínimas para prevenir enfermedades y tener una calidad de vida sana, mediante:

1) Conocer el Cuerpo Físico. Aprender a percibir las señales de su cuerpo:
a) Respiración consciente. Ejercicios sencillos de respiración abdominal para equilibrar la energía vital.
b) Meditación. Cinco minutos al día para centrar las energías.
c) Relajación. Desconectar por la noche para tener un sueño reparador.

2) Aprender hábitos saludables de alimentación.
a) ¿Qué alimentos nos perjudican, cuáles nos benefician? Tomar conciencia de que somos lo que comemos.
b) Empezar a percibir y descifrar lo que el cuerpo nos pide; él es sabio. Y respetarle, porque es de esta forma como empezamos a amarnos a nosotros mismos.

3) Ocuparnos igualmente de nuestro Cuerpo Mental.
a) Tomar conciencia de cómo trabaja nuestra mente. No podemos ignorar qué es lo que nos produce estrés o qué es lo que nos quita el sueño y no darle la importancia que tiene.
b) Tomar conciencia somos energía y las energías negativas, como pueden ser la envidia, celos, rabia, rencor, etc., dañan nuestro cuerpo físico tarde o temprano.
c) Tomar conciencia de que los desequilibrios energéticos emocionales crean conflictos y finalmente enfermedades físicas.
d) Programarnos positivamente. Hoy en día se sabe de la efectividad que tiene la autosugestión positiva.

4) Poseemos un Cuerpo Espiritual, no separado de los otros dos cuerpos. Y también requiere cuidados.
a) “Desaprender” condicionamientos que venimos cargando desde nuestra primera infancia para poder mejorar nuestra calidad de vida.
b) Descubrir que somos seres luminosos con una capacidad y potencial tremendamente enorme del que no hacemos uso ni de un 3%.
c) Armonizar nuestros tres cuerpos, sin permitir que ninguno de ellos prevalezca sobre los otros.

Las Flores de Bach concretamente, nos llevan a la toma de conciencia de estos tres cuerpos y a diferenciarlos perfectamente. Tomando las esencias específicas que necesitemos, sean las que sean las indicadas para nosotros, nos llevarán a ese despertar y, de forma intuitiva o consciente, nos pondremos a limpiar y a ordenar nuestra vida, de arriba a bajo, de dentro a fuera y de lo más grande a lo más pequeño. O al revés, según las circunstancias.

De ahí la importancia de que el terapeuta esté al lado del paciente durante todo el proceso de conocerse a sí mismo y fortalecer su identidad; para ayudarle a hacer el descubrimiento de sí mismo en un proceso evolutivo ordenado y armónico.

Esa transformación de que hablaba al principio no es nada más que llegar a la SALUD, mediante la limpieza de conflictos internos que ya dañaron (si es preventivo, antes de que dañen) el cuerpo físico. Recuperar la salud si la hemos perdido o aprender a mantenerla, valorándola, dedicándole atención amorosa, lo mismo que hacemos con nuestro coche, que nos duele que se estropee y por eso lo cuidamos conscientemente.

Una vez dicho todo esto, vamos a ver qué papel tienen aquí las Flores de Bach. En primer lugar las Flores de Bach abren y despiertan la Conciencia. En segundo lugar, cumplen un papel sumamente importante y son indispensables si buscamos la cura hasta sus raíces y de una manera natural no agresiva.

Los beneficios de las Flores de Bach para las enfermedades del alma y el campo astral, son incalculables. Pongamos ejemplos: Sabemos que las enfermedades dermatológicas o el asma tienen que ver con los traumas infantiles no superados o las profundas carencias afectivas. Como terapeutas, nosotros formamos y coordinamos la expedición de la cual, son las Esencias Florales, las que hacen de guía y encaminan esta expedición interior de forma certera.

La sanación es un proceso largo porque nos lleva al conocimiento de nosotros mismos una vez nos hemos deshecho de todo lo inservible como son los conflictos, las penas, todas las cargas emocionales. Y las Esencias Florales nos ponen en contacto con nuestro ser primordial una vez han llegado al destino, facilitándonos el acceso a la sabiduría de la vida.

De ahí lo fascinante de este arte o disciplina de sanación

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