El Mundo Imaginal

ser y universpEn el sufismo se le conoce como el Mundo Imaginal.  Entras en él al trascender la mente y te deja ver y sentir todo como si mirases a través de una lupa poderosa y como si tu piel y todos tus sentidos se potenciasen por mil.

Al oír música, la escuchas, te agrada, te alegra el ánimo. Cantas, bailas, te entretienes con ella y ya está. Pero en el Mundo Imaginal, además, tú mismo te conviertes en música. Eres los instrumentos. La escuchas desde “dentro” del sonido. Tu mismo eres el compás, el ritmo y la cadencia, eres la vibración de que se compone. Eres el espacio donde se deja oír la melodía y donde se esparcen las ondas. Eres tú, la armonía de sus notas. Y esa experiencia te hace sentir vivo. Te sabes VIVO en la inmensidad del instante en que se produce. Dure lo que dure. Eso no tiene importancia porque no existe el tiempo en el Mundo Imaginal. Sólo disfrutas el momento en el que está sucediendo: eres ese presente.

En el Mundo Imaginal sólo se experimenta, no existe el pensamiento. Es el “yo mental” el que se encarga de analizar, observar, tomar apuntes, juzgar, guardar información. Pero tu  Esencia; vive la experiencia en sí misma, conoce a través de experimentar, vi-ven-ciar.

Es el “yo” el que se preocupa ¿habrá más? ¿Qué pasará cuando termine? ¿Será esto producto de mi imaginación? Tu Esencia, vive el momento como algo único, nace y muere en cada acto que experimenta para volver a renacer más fuerte. Es el “yo” el que tiene miedo y programa para asegurarse que después, más tarde, -agarrándose al ilusorio tiempo- haya más cosas por hacer que le aseguren está viviendo.

Pero tu Esencia –tu espíritu-, simplemente deja que las cosas sucedan. Se aquieta y fluye, entonces los sentidos se abren y se adentra en el Mundo Imaginal donde no tiene cabida el Miedo ni lo Emocional. La Intuición llega y te desvela las alas que siempre has tenido pero que no sabías que estaban ¡Y es un disfrute moverlas! La Intuición te enseña a usarlas y te das cuenta que es fácil. Porque en el Mundo Imaginal todo es sencillo, maravilloso.

Aquí no hace falta cuidar de la imagen. No sé por qué pero ésta no tiene la menor importancia. Como no hay de qué presumir ni interesa engañar o impactar a nadie…, será por eso.

Aquí solo quieres abrirte y abandonarte al máximo;  FLUIR, dejar el yo para percibir el ser. Cuanto más te abandonas más percibes, más afloran tus capacidades… Cuanto menos MIEDO a perder el control tenga el yo, más se adentra uno en el Mundo Imaginal.  Más se diluye uno y deja el cuerpo físico atrás… y sobre todo, la mente.

La mente deja de ser la protagonista; ya no piensas quién quieres ser, simplemente ERES. Y ni eso. No hay palabras. Aquí las palabras no sirven para nada.

¡Dios mío! ¡Qué insignificante y qué minúsculo queda el mundo material! Desde el Mundo Imaginal todo lo físico y las cosas que pertenecen al yo, y todo lo material, dejan de tener la más mínima importancia. Ni siquiera el amor. Porque en el Mundo Imaginal eres ya parte de un Todo. Eres parte del Amor Incondicional que conforma el Universo. No existes individualmente, no existen los sentimientos, las emociones. Sólo el gozo de la Plenitud.

 

Relajación guiada

meditacion4Aquello que soñamos ser,  ya lo somos en otra dimensión de nuestro ser. Así que relájate y déjate sorprender.

Nuestro Yo Superior es ese que nuestro yo-mental anhela ser. Nuestro Yo Superior es el ser realizado en nosotros. Y está ahí, esperando conectes con él.

Deja la mente a un lado, lo importante es EXPERIMENTARLO. Una vez conectamos con nuestro ser, todo se hace más fácil… se desdibuja  poco a poco  el personaje y termina desapareciendo para encontrarnos con nuestro ser esencial.

Sólo tenemos que quererlo, tenemos que permitirnos esa apertura desde el corazón. Nos sentamos cómodamente con la espalda y cabeza recta, en un lugar donde nadie nos pueda interrumpir. Respiramos conscientemente prestando atención a las fosas nasales. Cerramos los ojos y relajamos todos los músculos del cuerpo físico. Llevamos nuestra atención al interior y abrimos nuestros sentidos internos para percibir con toda claridad y dejarnos fluir; somos energía.

Respiramos de manera rítmica; inhalamos despacio contando hasta tres, retenemos el aire unos segundos, exhalamos lentamente contando hasta 6. Nos quedamos en el vacío un minuto con la atención en el Centro Ombligo -Hara-. Comenzando desde la cabeza, cada vez que exhalamos sacamos fuera las tensiones; del cuero cabelludo, la frente, los ojos, así vamos bajando hacia los músculos de la mandíbula y bajando hasta la punta de los dedos de los pies.

En cada respiración, suavemente, llenamos nuestros pulmones con oxígeno y convertimos en prana parte de él, para ser llevado a reactivar las células de todo nuestro cuerpo … suavemente, vamos entrando en una relajación muy placentera; entramos en contacto con nuestro Ser esencial.

No debe haber expectativas. La mente ha quedado en un segundo plano. Se ha ido aquietando.  La quietud y el silencio, en el momento en que quedamos en vacío entre una respiración y otra, es el instante de mayor fusión y vibración. Este instante de silencio y quietud lleva concentrado en sí  el TODO; todo el sentir, todo el saber, … toda la magnitud del Ser.

No hay mayor Realidad que ésta, cuando te sabes parte del Uno.