Cada uno reacciona según su frecuencia vibratoria de Amor que está ligada a nuestra pureza de Conciencia. Ahora tenemos la oportunidad de saber en qué medida ponemos en práctica lo que en teoría sabemos sobre la tolerancia, la templanza y la solidaridad. Se nos está brindando la posibilidad de CAMBIO que todos estábamos hablando. Para ello tenemos que soltar todo lo inútil.
Sufrir el miedo es una forma de atraer la enfermedad. Llamar «encierro» a lo que tendríamos que vivir como un «retiro». Experimentar como una «pesadilla» la posibilidad de recuperar la sensatez ante una vida desenfrenada y de sobre esfuerzo. Todo ello son síntomas de descontrol mental que se traduce en ansiedad y pánico.
¿Acaso no tenemos que prepararnos para nuestra siguiente etapa evolutiva? … Tendríamos ya que estar listos … yo llevo más de diez años dando un curso de «Entrenamiento para la Nueva Conciencia». No era casualidad sino intuición. Nos estaban mandando señales de cómo prepararnos para los cambios que debían suceder. Y ahora ya estamos metidos de lleno, de forma global, en una crisis que nos desborda porque, como niños pequeños, tenemos miedo y no sabemos cómo gestionarla -en nosotros- y perdemos el tiempo echando culpas a los demás.
Entrar en la quietud de la Conciencia podría ser el estado ideal en estos momentos en los que todos los sistemas se tambalean. ¡Fuera todos los sistemas corruptos y caducos! Pero comencemos por nosotros mismos a hacer limpieza.
Reposemos y reflexionemos en nuestras casas. Para entrar en la calma hemos de soltar la neurótica necesidad de hacer. No nos dejemos absorber por la ansiedad, aprendamos a calmar la mente.
Conectemos con nuestro Yo Superior y tendremos la sabiduría y guía necesaria. ¿Cómo conectar con nuestro Yo Superior? A través de la respiración consciente y rítmica.
Estos días de retiro y calma, volvamos a recuperar la INOCENCIA de nuestro Ser, la sencillez, la naturalidad espontanea. La confianza en el Amor Absoluto Universal al que llamamos Dios.


Seguir ciegamente las creencias de otros nos puede llevar al despropósito. Intentar dominar el ego y sus desatinos desde una mente obcecada lleva al fracaso. Una mente fantasiosa, confabulada con un ego insensato convencido de su superioridad, siempre tiene lista alguna trampa mental para burlar las buenas intenciones de esa parte del cerebro que intuye el desvarío.
Todos nos equivocamos. Todos cometemos errores y le fallamos alguna vez al otro o a nosotros mismos … Saber que vivimos en el mundo/ dimensión de la Dualidad no sirve como justificación pero ayuda a comprender nuestras reacciones, también ayuda a perdonarnos, pedir perdón e intentar mejorar día a día nuestras acciones y reacciones.
Estamos hechos un lío. Demasiada información sin procesar en una mente sin gran capacidad para pensar y dilucidar. Mientras no vaciemos nuestro sistema nervioso de todos los conceptos -ya caducos- que nos han ido introduciendo en nuestro cerebro y que nos mantienen en un mundo ilusorio, no tenemos capacidad real para llegar a ser en esencia quien somos.