Nuestro cuerpo energético nos impulsa e incita a actuar. La energía vital estimula la expansión de nuestra Conciencia.
La energía se estanca y obstaculiza el movimiento si no la usamos. Si tenemos poca energía nos volvemos perezosos. La pereza es flojedad, falta de energía vital. Nos dicen que hay que vencer la pereza pero si no hay energía vital resulta imposible tener voluntad para actuar. No es una cuestión de imposición o razonamiento. si no hay energía vital una persona se siente incapaz de tener ánimo y fuerza para moverse.
A muchos jóvenes los tildan de perezosos y no es que no tengan energía, la tienen, pero les falta MOTIVACIÓN. Son lentos o pesados para moverse en las obligaciones impuestas. Se pasarían el día durmiendo porque nada les motiva, en un mundo material donde se aplasta la creatividad y no existen referentes más allá de los futbolistas y cantantes famosos …
El vago es una persona que no termina por decidirse, le falta determinación. Y al no saber en qué dedicar su vida se vuelve ocioso. Las personas que no encuentran su sitio para estar y ser, se vuelven «vagas»; sin objetivo ni espacio propio.
Para crecer como seres humanos necesitamos CONCIENCIA ; «energía evolutiva».
El tiempo nos ayuda y se encarga de desperezarnos. El sufrimiento es una prueba evolutiva que, aunque no necesario (el sufrimiento) para muchos es la única manera de aprender, debido a las resistencias que ponemos para deshacernos del egoísmo de forma voluntaria.
El aprovechamiento de nuestras facultades y nuestra realización personal serían los dos objetivos a tener en cuenta para sentirnos bien con nosotros mismos.
La pereza mental o física es una cuestión energética. Hay que comer alimentos frescos, descansar apropiadamente y hacer ejercicio. Hay que subir el ánimo creando energía vital y controlando la mente. Sintonizar con la Naturaleza y con la Madre Tierra. Prestar atención a nuestra respiración y hacerla consciente.
No te conformes en ser menos de lo que eres. Ten ambición en crecer y avanzar como ser humano.