Ramana Maharishi

«Nunca hice ninguna práctica (sadhana). Ni siquiera sabía lo que era eso. Sólo mucho después lo supe.

No había nada que yo quisiese conseguir.

Ahora estoy sentado con mis ojos abiertos. Entonces yo me sentaba con los ojos cerrados. Esa era toda la diferencia.

Alguna fuerza superior me sostenía y yo estaba enteramente en Sus Manos.

A la que me sentaba con los ojos cerrados la gente decía que yo estaba en Samadhi.

El Ser no se alcanza haciendo nada sino permaneciendo calmo y siendo quien somos».

En India con los Maestros

// Hemos visitado esta tarde dos templos. Nos hemos sentado a meditar y he llorado como cuando una mujer rompe aguas cuando va a dar a luz. Porque las lágrimas salían solas a borbotones de forma placentera e incontrolable. Algo muy extraño. Era testigo, totalmente consciente, sin ninguna emoción y sin embargo eran chorros de agua bajando por las mejillas que me producían placer. Era observadora, independientemente de mi yo, de cómo el agua –que no lágrimas- corrían por mis mejillas. Y era una sensación muy extraña y agradable a la vez pues yo estaba vacía de cualquier  emoción. Era como observar “esa que llora que soy yo…”

// Pongo estas marcas como nuevo día pero sin saber en qué fecha estamos. Hoy hemos ido en bus a visitar los famosos GATS (escalones) al pie del río Ganges. El río es anchísimo y el agua había subido mucho así que no hemos podido viajar en barco a lo largo del río como estaba planeado pues dijeron que era arriesgado. La gente del lugar tomaba su baño ritual y llenaban vasijas y botellas con esta agua para ellos sagrada. Luego fuimos a visitar diferentes templos a diez kilómetros de Benarés donde Buda dio su último discurso. Nos sentamos bajo ese árbol e hicimos cinco minutos de meditación.

// Nos movemos cruzando la ciudad en esos pequeños taxis sin puertas y de tres ruedas; todos pintados de verde y amarillo. Vamos tres personas detrás y una sentada al lado del conductor. Las normas de tráfico se hacen a través del lenguaje de las bocinas. No hay espejo retrovisor ni espejos laterales pero con el toque largo ellos avisan que van a pasar de forma arrolladora o con el toque corto repetido piden permiso para pasar… todo de forma fluida, sin nervios, atentos pero relajados. Se mueven dentro de un tráfico ensordecedor, dinámico y equilibrado; bicicletas, motos, coches, buses, peatones, vacas… todos sin alterarse, pacíficamente, fluyendo sincronizadamente… esto no es cualquier cosa, es todo una ciencia y por eso lo anoto.

// Esta mañana a las siete hemos llegado donde la ciudad de Ramana Maharishi. Y ahora mismo estoy sentada en la sala de meditación del hotel teniendo en frente –muy cerca- la montaña sagrada de Arunachala y que imagino que uno de estos días circunvalaremos como es el ritual.

Se suponía que teníamos que haber llegado ayer noche pero hubo un accidente en la carretera y nos demoró, estando horas y horas parados dentro del bus. Menos mal que yo pude dormir y descansar y ya cuando amanecía pude disfrutar del paisaje tan inusual; tan verde y adornado con pequeñas colinas, palmeras, arrozales… un espectáculo para la vista  muy gratificante.

// Llegó el final de la primera parte del viaje. Algunos de los compañeros se despiden y vuelven a España. Esta segunda parte es sólo para los discípulos de Swamiji que hemos terminado el curso de yoga avanzado que ha durado año y medio. Todos estamos muy emocionados de haber llegado hasta aquí. La recompensa es ir ahora al ashram de Barfani Dada Ji. Un santo “inmortal” que tiene reconocidos 250 años de vida. Y dicen que él se reúne muchas veces desde el astral con cuarenta y un maestros inmortales ascendidos, jerarquía que controla la Mente del mundo.