
El Amor se adentró en mí, sin yo planearlo ni preverlo. Me di cuenta con el paso del tiempo de que no era un amor normal; no tenía que esforzarme para experimentarlo y sentirme llena de él. Es un Amor que nada lo hiere o debilita. Es.
Este Amor no es un sentimiento. Intuí con el tiempo de que está formado de la Luz y la energía del Universo … o de cualquier sustancia más allá de lo que como humanos estamos acostumbrados a sentir o imaginar.
Es algo que no se puede explicar; se vive. Ni siquiera se ofrece o se promete ¡válgame Dios! No es algo a alcanzar porque no se trata de un logro. Es mucho más que una Gracia o un Presente.
Cuando fui capaz de hacerme consciente de su existencia en mí y de cómo y con quién lo vivenciaba y compartía en silencio casi sagrado, entonces me sentí un ser privilegiado.
Pero esto no es algo de lo que enorgullecerse -el Ego no entra aquí-. Esto no es algo de lo que me haya hecho sentir especial -no existen los cálculos mentales o hacer comparaciones-.
Este Amor Puro, de andar ligero, fluye, es brisa y es aroma delicado. No es una pertenencia. Sientes eres correspondido en la medida en que lo sientes fluir y al mismo tiempo te hace libre.
Aparentemente frágil, pero increíblemente fuerte en esencia. Indestructible. Incorruptible. Incondicional.
Este Amor Puro no se concretiza o materializa con palabras sino con miradas desde el Alma. Con sonrisas que pasan desapercibidas para los demás.
No es mío. Fluyo con él. Yo misma me convierto en Amor, cuando esa alta frecuencia penetra en mí.






La conexión con la divinidad debe hacerse desde la madurez mental y emocional. La claridad mental nos acerca a la Verdad. Las creencias deben transformarse en experiencias. Se ha hecho necesario el posicionamiento correcto de nuestro Ser para tomar las riendas de la vida en todos los aspectos. La espiritualidad es uno de ellos.
Parece como que hubiese más maldad en la Tierra, sin embargo lo que pasa es que hay más Luz para verla y hacernos conscientes de ella y combatirla desde la Paz en nosotros.
Hay un despertar. Comienza a producirse un cambio que aunque sólo sea un murmullo, ahora, se está dejando oír para los que tienen los oídos atentos.
El AMOR y el MIEDO están en todos nosotros. Son parte de nuestro carácter y temperamento, de nuestra naturaleza como humanos. No hay nada que conquistar o combatir.