Ser valiente

Hablando con mi hermano sobre cómo hemos llevado nuestras vidas, le dije con convicción «he sido valiente» y él asintió. No hacía falta dijese mucho más, no hablaba desde el ego -y él lo entendió así- sino desde el reconocimiento de haber vivido una vida intensa y fuera de lo común.

Mi corazón a lo largo de los años se ha llenado de certezas, después de haber logrado atravesar todo un desierto de incertidumbres e inconsciencia. No haber tenido miedo a nada no es un valor mío, la valentía es un valor que no me atribuyo, me fue dado y la he usado la mayoría de las veces de forma alocada.

Porque no tener miedo a nada también tiene sus desventajas: eres demasiado lanzado a asomarte a cualquier precipicio… y está el riesgo de caer. O te aventuras en relaciones nefastas por imprudencia e impulsividad. O provocas a la suerte desde el orgullo desmedido y la prepotencia. O no quieres escuchar la voz interior que te advierte del peligro pero tu Mente se resiste a escuchar.

Cada cual tiene su naturaleza y su particular esencia con la que ya viene a este mundo. Reconocerla, cuidarla y darle su sitio para que florezca es nuestro deber para con nosotros mismos. Siempre pensando y actuando por el bien común.

Siempre desde el término medio, la templanza, que es la postura más sabia.

¿Cómo expresas tus emociones?

Estás estresado e intentas calmarte comiendo. Te sientes cansado y reaccionas peleando con todos y por todo. Te preocupa el futuro de la familia sin embargo lo que expresas alrededor es malhumor.

No tenemos control sobre nuestras emociones simplemente porque no hemos aprendido a comunicarnos correctamente. Tenemos miedo a mostrar nuestras debilidades. Tenemos miedo a decir lo que nos pasa y lo que sentimos no lo sabemos comunicar ni compartir de forma amable, desde el corazón.

Los miedos bloquean nuestra capacidad de expresión y comunicación.

Aprendamos a dar salida a las emociones desde el corazón, con total sinceridad. Desde la calma. Ajustarlas sin que los juicios del Ego se entrometan. Evitando caer en los excesos sentimentales ni tampoco caigamos en el error de REPRIMIR por miedo a no ser comprendidos o miedo a las reacciones de los demás .

Se trata de un proceso de transformación de la mente reaccionaria que defiende el poder y privilegio del Ego.

Existe una resistencia a enfrentarnos a nosotros mismos para corregir el carácter impulsivo que salta y responde de mala manera sin pensar pero luego muchas veces se arrepiente uno de lo que ha dicho o hecho y se siente mal consigo mismo. Ya no vale decir «yo soy así»… no justifiquemos nuestra ignorancia, podemos modelar nuevamente nuestro carácter, suavizarlo, sólo basta actualizar nuestro sentir; sanar las heridas del corazón y amarnos a nosotros mismos.