La Salud y la Felicidad

La SALUD no es sólo ausencia de enfermedades físicas. Más bien, las enfermedades físicas, son el resultado -la manifestación- de nuestros conflictos internos, profundos, a nivel emocional.

mujer anciana felizLocalizar e ir en busca de las energías negativas tóxicas que han ido envenenando y bloqueando el flujo de energía en nuestro cuerpo astral es el primer paso para erradicar cualquier enfermedad de nuestro cuerpo físico.

La SALUD es un estado que culmina y florece por haber alcanzado el estado de felicidad y de paz interior.

Donde hay enfermedad hay infelicidad. Hay miedos ocultos.

Donde hay dolor físico hay dolor y tensión emocional.

Donde hay sufrimiento hay conflicto emocional.

Justificamos y nos resignamos a padecer sufrimientos y enfermedades, cuando no es lo normal.

Lo normal es estar saludable, contentos y que nuestro propio cuerpo se encargue de mantenernos sanos.

El problema radica que ni somos conscientes de nosotros mismos y de nuestras capacidades, no nos conocemos ni escuchamos la sabiduria de nuestro cuerpo, no nos responsabilizamos por nuestra salud y bienestar.

Nos hemos vuelto pasivos, apáticos, faltos de entusiasmo por la vida, nos falta confianza en nosotros mismos, autoestima … y un largo etcétera.

¿Para cuando el cambio?

Perder la capacidad instintiva

Cuando el instinto está inspirado por el espíritu podríamos llamarlo intuición creativa. Cuando logramos que la mente y el corazón se sincronicen, moviéndose en un sólo palpitar, la vida se vuelve más  fácil porque entonces nuestro hacer se aligera y nuestro sentir retorna a la inocencia y a la sencillez espontánea del ser.

Perder esta capacidad, que es parte de nuestra naturaleza, nos mantiene en el plano más bajo y denso de la vida, en el que la queja, el sufrimiento, el miedo y la confusión, envuelven y ciegan a los que todavía no han levantado el vuelo hacia la Conciencia Superior que nos hace, primero humanos y seguidamente divinos.

Un día, sin darnos cuenta, comenzamos a adaptarnos a unos ritmos impuestos por otros y esos otros por otros y todo por complacer a otros… y ahora al mirarnos al espejo no nos reconocemos; hemos quedado reducidos a prácticamente nada, agotada nuestra creatividad instintiva, con la que todo niño nace.