La Paz interior

Hacer lo que uno tiene que hacer es el mayor acto que proporciona paz interior. Nada es más gratificante que actuar desde la plena Conciencia. No por obligación, porque uno se sienta obligado a ello. El sentido del deber se mezcla con los sentimientos de culpa y acarrean un resentimiento silencioso.

Actuar desde la Conciencia no tiene segundas intenciones, es la acción del corazón mismo, no tiene doblez.

La persona que actúa correctamente pero desde el miedo de no hacer lo correcto o porque espera conseguir algo a cambio, es otra cosa. El sufrimiento, bajo la apariencia bondadosa de quien todo lo soporta, tiene consecuencias para el cuerpo físico y la mente. Sin embargo, cuando la Conciencia despierta y la ponemos al frente como nuestra guía, entonces sí, todo cobra un nuevo sentido y una nueva fuerza que nos ayuda a fluir sin esfuerzo o con poco esfuerzo, en el mar de la vida y, desde ese estado de Conciencia, lo que se haga, sea lo que sea, estará bien hecho porque lo estará haciendo desde la pureza del corazón, y está entregando lo mejor de sí mismo, sin esperar nada a cambio.

Porque en el fondo, todos sabemos lo que tenemos que hacer. Puede ser que nos resistamos a verlo e inclusive que nos alejemos y huyamos de ESO que sabemos tenemos que hacer y ser… pero que tarde o temprano, lo encontraremos nuevamente hasta que lo enfrentemos.

Ya sabemos, sólo tenemos que recordar, aceptar y actuar en consecuencia, con coherencia.

La Realidad nos devuelve a nuestra verdadera identidad. No podemos seguir adelante cargando con viejos miedos y culpas. Las viejas creencias deben ser removidas si queremos reconfigurar nuestros pensamientos sobre nosotros mismos.

Hay que crear nuevos espacios para que la Conciencia se expanda y todo nos será dado. Confiemos.

Sin miedo al fracaso

Nuestra falta de salud física y mental nos habla de la falta de amor y confianza en nosotros mismos. Como expresó el Dr. Jorge Carvajal «El síntoma no es más que una válvula de escape, es el fusible que salta cuando aumenta el voltaje en el sistema«. La SALUD no es sólo un asunto médico sino de conocimiento y responsabilidad del propio cuerpo.

El conocimiento de nosotros mismos y de la vida puede y debe ser directo. El gran fallo en el humano es que repite y repite conceptos sin pasarlos por la experiencia… y no avanzamos. Nos hemos instalado sobre las creencias y opiniones de otros… y eso no sirve en absoluto. Podemos seguir directrices pero tenemos que experimentar y sacar conclusiones por nosotros mismos. Nos equivocaremos una y otra vez pero las experiencias son las que nos harán crecer en sabiduría.

La palabra FRACASO debería borrarse del diccionario. La Conciencia ordinaria y personal está estancada, existe el miedo al fracaso, y por ello el mundo resulta mediocre para la mayoría. La Mente débil, desenfocada, sin capacidad para centrarse y desarrollar la Intuición, nos limita en todos los sentidos.

No sé quien ha escrito esto pero me resulta valioso tenerlo presente: «Si insistes en el Camino día a día, con intento inflexible y con confianza aunque no haya garantías, con alegría aunque no haya logros, con disciplina aunque no haya certificaciones, con responsabilidad aunque no haya dinero, con sobriedad aunque no haya reconocimiento, entonces hay una posibilidad de libertad, hay una oportunidad de recordarte».

La vida se condensa en el momento de la muerte, pero la creemos tan lejana que no le prestamos atención y no valoramos, todavía, la sabiduría que contiene su simplicidad finalmente. Consideremos la vida sagrada así como es sagrado nuestro Ser esencial -nuestra Alma y Espíritu-. Seamos agradecidos

Acepta las cosas sólo si tu Conciencia lo aprueba y tu intuición vibra con ello.

Vivir conscientemente o como autómata

hombre con globosViviendo desde una Conciencia desarrollada podemos trascender la mente y darle sentido a nuestra vida, sean cuales sean nuestras circunstancias.  

Tres cosas son importantes para vivir la vida con plenitud; sintiendo que la vida merece la pena vivirla:

1) Ser consciente de tí mismo desde la Conciencia del yo. Estar atentos al yo-mental y sus pensamientos; su falsa realidad, sus trampas y sus sombras… para experimentar que «yo no soy mi mente ni soy mi cuerpo».

2) Practicar la Respiración consciente. Respirar, sin esfuerzo y lentamente, prestando atención a la respiración desde el abdomen. INHALAR es recoger energía del exterior para que se expanda por nuestro interior. RETENER por unos segundos el aire dentro es reforzar la conciencia de nuestra fuerza interior. EXHALAR el aire es descargar las tensiones, vaciarse de energías negativas y densas. Y quedarse unos segundos en ese VACÍO para conectar con el Silencio y el Ser en nuestro interior.

3) Practicar la Relajación consciente.  Estar atentos mientras se descansa. Disfrutar de la sensación de relajación que nos viene de todo el cuerpo para que esa sensación, la mente, también la asimile. Darnos tiempo al descanso!! Un rato de relajación consciente se convierte entonces en un verdadero descanso,  que hace aumentar la energía de nuestra mente y del cuerpo físico a la vez que del disfrute de SENTIR la distensión de nuestro cuerpo emocional. Descansar yendo hacia dentro, al silencio y quietud interior. Descansar no es tirarnos en el sofá a ver la tele o sentarnos frente al ordenador. Eso no es descansar. Eso es salir de un estado mental de aturdimiento para entrar en otro.

Hay que salir de la Mente para realmente realizar un trabajo de auto-transformación y conciencia, lo demás son cuentos que nos contamos a nosotros mismos (desde la mente y el ego).

La antesala de la Conciencia

arbol, bajo elEl primer paso es darnos cuenta de nuestro descontento. Reconocer no somos enteramente felices.

Comienzan a haber demasiadas señales de que las cosas no andan bien en nuestra vida  ni estamos haciendo lo que queremos. De pronto es como si todo lo negativo se juntase y nos mostrase un panorama gris de nosotros mismos … ese es el Despertar de la Conciencia.

Es a partir de ahí que podemos comenzar a trabajar por nosotros mismos; es ahora que podemos tomar la decisión de hacer reformas en nuestra vida. El temido cambio, todo eso que hemos ido posponiendo, ya no puede esperar.

Ahora es el momento para la determinación y la intención de desarrollar nuestras partes más vulnerables  que ahora mismo están en descontrol: nuestra  mente y  emociones.

¿Qué opciones tenemos? ¿Cuál es el panorama que tenemos delante?

Vamos a comenzar por desechar lo que NO queremos más y luego observar qué queda. Nuestro corazón se siente ahora más ligero. Respiramos y abrimos nuestra mente para aceptar lo que no podemos cambiar.

El tercer paso: paciencia para fortalecer la voluntad. Confianza en el Universo y en nosotros mismos.

Acabamos de entrar en la antesala de la Conciencia…

Perder la capacidad instintiva

Cuando el instinto está inspirado por el espíritu podríamos llamarlo intuición creativa. Cuando logramos que la mente y el corazón se sincronicen, moviéndose en un sólo palpitar, la vida se vuelve más  fácil porque entonces nuestro hacer se aligera y nuestro sentir retorna a la inocencia y a la sencillez espontánea del ser.

Perder esta capacidad, que es parte de nuestra naturaleza, nos mantiene en el plano más bajo y denso de la vida, en el que la queja, el sufrimiento, el miedo y la confusión, envuelven y ciegan a los que todavía no han levantado el vuelo hacia la Conciencia Superior que nos hace, primero humanos y seguidamente divinos.

Un día, sin darnos cuenta, comenzamos a adaptarnos a unos ritmos impuestos por otros y esos otros por otros y todo por complacer a otros… y ahora al mirarnos al espejo no nos reconocemos; hemos quedado reducidos a prácticamente nada, agotada nuestra creatividad instintiva, con la que todo niño nace.