IV. La Esencia del Ser

Llegar a la esencia del Ser, era mi objetivo. Dentro del Islam, a las mujeres solteras con hijos, se las aconsejaba y animaba a que se volviesen a casar. Y eso hice, teniendo toda mi Fe en Dios, dije «en el Nombre de Dios» con la mejor intención de formar nuevamente una familia.

No voy a entrar en detalles, que son muchos y complejos y que no son para debatir. Sucedieron muchas cosas. Nos fuimos a vivir al campo primero pero aquella vida no daba para comer y estábamos aislados. Luego nos mudamos a Marruecos pero allí se habla un dialecto del árabe y no tenía sentido, Más tarde mi esposo dijo de ir a Irán a estudiar las ciencias islámicas.

Toda una vida intensa, Una vida muy dura para todos los de la familia. Por lo visto faltaba experimentar más y morir más, para llegar a la Esencia del Ser. Siete años estuvimos en Irán. La antigua Persia, que me costó tantísimo entender, no sólo por el idioma sino más por su mentalidad tan diferente a la occidental.

Sufrimos pero aprendimos también. Aprendimos a ser pacientes, a ser flexibles, a valorar las cosas. Aprendimos a ser observadores y a guardar silencio. Mi búsqueda se iba concretizando en la construcción de mi misma.

¡El Universo me hizo tantos regalos! Me infundió creatividad e imaginación para poder seguir adelante. Creé una revista para la mujer de la que fui directora durante diez años. Lo que me permitió tener más libertad y estatus. Una particularidad de mi estancia en Irán fue que yo era la mujer con más edad dentro de la comunidad de estudiantes extranjeras.

Todas eran jóvenes, muchas recién casadas que venían de toda África, Asia, Indonesia, Malasia, Paquistán, Bangladesh, pero también de Estados Unidos, Caribe, Sudamérica … la mayoría de ellas acostumbradas a estar arropadas por la madre, tías y abuelas a la hora de parir y amamantar al recién nacido. Así que, un poco me tocó a mí, acompañarlas en el parto y apoyarlas después, quizás por tener yo seis hijos, les daba confianza.

Ahora, mirando hacia atrás, me doy cuenta que ese fue el comienzo de rectificación de rumbo en mi vida. Pues, aunque por mi imaginación no pasaba la idea de que me pudiese dedicar a ayudar a los demás, finalmente terminó siendo así, aunque tanto dudé de que yo pudiese hacerlo.

Viviendo en Irán recibí una invitación para viajar a Turquía; para el casamiento en Estambul de una pareja sufi, de la Orden Yerrahi, Y sin pensarlo dos veces, fui.

mañana continuaré, si sentís interés.

**** Podeis leer los anteriores escritos; I. Sobre mi // II. Buscando ser yo // III. Recapitulando // IV. La esencia del Ser.

Recapitulando.

Siempre en la búsqueda como objetivo, me convertí al Islam y eso supuso como darle la vuelta a un calcetín; todo un reto inimaginable para mi Mente rebelde. Yo le había preguntado a un buen amigo mío que se había hecho musulmán si esa religión aseguraba la paz del corazón, que es lo que yo anhelaba profundamente.

Él me contestó que sí pero seguidamente añadió que él creía que yo no sería capaz de seguir sus normas. Eso picó mi curiosidad y mi orgullo, cuáles normas le pregunté. Las enumeró: no beber alcohol; yo no bebo alcohol. Rezar cinco veces al día, me quedé pensativa, puedo hacerlo, dije. No estar con otros hombres que no sea tu marido, me quedé pensativa, sin problema, respondí. Ir vestida cubriendo tu cuerpo y tu cabeza, me quedé pensativa, si eso me garantiza la paz, lo haré.

Cambié mi nombre. mi forma de vestir, mis hábitos. Comenzó toda una disciplina que, para un ser asilvestrado y rebelde como yo era, supuso un grandísimo esfuerzo. Pero en la comunidad en la que yo «crecí» las mujeres eran tan grandes de corazón, me arroparon tanto, que pude no sólo sobrevivir sino enriquecerme interiormente, gracias a ellas, a Dios y a mis ángeles.

Todavía hoy, 42 años después, nuestra conexión sigue viva y vibrante. Han sido y son las mujeres más admirables que he conocido. Independientemente de lo que son las instituciones religiosas y sus dirigentes, creo que ha sido la incuestionable Fe en una Conciencia Superior, la confianza absoluta en seguir un Plan y Orden Divino, además de la más sincera intención de entrega a realizar un Camino espiritual por el Bien Común, lo que nos ha unido por tantísimo tiempo, sin necesidad de cuestionarnos o debatir sobre el «mundo de las formas» de aquí abajo.

Pero faltaba aún explosionar más hasta llegar a la esencia del Ser.

continuaré mañana, si os apetece …

Sin resistencia, dejándome llevar.

Comencé mi búsqueda espiritual como tanta otra gente, sin saber qué buscaba.  Por aquel entonces nos etiquetábamos como «buscadores». Se despertó una inquietud en mi corazón pero no sabía de qué se trataba. Necesitaba con urgencia paz interior, pero más que eso, no sabía nada.

Después de viajar por Sudamérica buscando un maestro y vivir en comunidad en la naturaleza, entré en él islam creyendo que una disciplina centrada en Dios era lo que necesitaba. Y así fue durante cerca de 20 años; rezos, dikra (mantra), ayunos, observación de  reglas muy estrictas, todo ello sirvió para pulir el ego, sin lugar a dudas.

Casi al final de esta etapa marchamos toda la familia a vivir a Irán, durante 7 años. Igualmente como experiencia fue extrema pero muy enriquecedora. Aprendí sobre todo a tener paciencia porque cuando pensaba que ya no había más paciencia tenía que construirla para poder seguir adelante.

Sucedían cosas «sobrenaturales» por llamarlo de alguna manera, que me ayudaban a sobrellevar tantas dificultades a todos los niveles. La Divinidad y la Gracia de Dios protegían mi corazón. Abracé el sufismo de la mano de  Safar Efendi de  la orden Yerrahi de Turquía y eso hizo expandir mi corazón… Años muy intensos y de muchos pequeños milagros diarios… necesarios para asomar la cabeza por encima de las miserias humanas.

Pero todo este andar no era nada más que la antesala que me preparaba, sin yo imaginarlo,  para esa transformación profunda. Ocurrió después toda una explosión violenta de acontecimientos en mi vida que derrumbaron totalmente mis esquemas, creencias, estatus, … y nuevamente rompía la familia.

Hubo un renacer a partir de que se abriese la tierra bajo mis pies al preguntarme ¿quién soy? … y llegó el Reiki como un gran regalo y punto de Luz en mi vida, y comencé a formarme en otras medicinas  naturales y dedicarme profesionalmente a ayudar a los demás. Todo ello, abriendo un nuevo camino que ya ni me cuestionaba a dónde me iba a llevar.

Y estaba yo en todo ello, satisfecha,  instaurada en mi felicidad casera, cuando conozco «casualmente»  a finales de 2007, en Granada, un gran maestro de yoga y meditación hindú. Ni yo estaba interesada en ninguna religión ni en el yoga ni quería más cambios en mi vida. Pero… las cosas que están destinadas para tí, llegan de cara y yo, gracias a Dios, no me resistí y me dejé llevar.