La Depresión como una expresión del Alma

mujer azul y mundoSi no  prestamos atención al lenguaje  emocional del Alma, cuando es de  tristeza, melancolía, soledad o desamor,  estos sentimientos se fosilizan, obstruyendo el fluir libre necesario de la energía vital que justamente está para impulsar el entusiasmo y el deseo de vida. Si no es así, el estado general anímico del corazón espiritual,  termina en depresión.

No son actitudes para razonar . No son comportamientos a rebatir desde la lógica. No es una cuestión mental. La depresión es una vivencia de desesperanza y oscuridad a nivel muy profundo. Sucede de forma inconsciente e involuntaria de  desconexión con el mundo y a la vez de separación del Yo de su Alma.

El Alma busca comunicarse. Si está bloqueada su posibilidad de expresión, se manifestará -llamará la atención- a través de los síntomas que identificamos como depresión. El lado positivo de estas turbulencias anímicas y la lectura que debemos hacer, es que es el momento preciso de hacer cambios en nuestra vida. Ahondar en ella. Nutrir el Alma. Escuchar a nuestro corazón espiritual que es donde reside.

Tratar la depresión como una enfermedad con fármacos que anulan los síntomas, es obstruir el proceso natural que requiere el Alma para desarrollarse. Ese primer estado de crisis existencial,  vacío y oscuridad que se manifiesta en la depresión, es la expresión del ser original en el interior que reclama atención para su desarrollo.

Se trata de una experiencia ineludible a la que hay que hacer frente. Se trata del preámbulo hacia una transformación dolorosa en principio justamente por nuestra actitud ignorante de poner resistencias de ir desde la conciencia del ego hacia la evolución de la Conciencia del Alma.

Se entra en depresión cuando el Alma se hunde en la oscuridad en busca del Ser. Es un acto instintivo. El Alma tiene un propósito superior que nuestro Yo no entiende, se asusta y se resiste a ello. El Yo sólo sabe de su insatisfacción, de su frustración y desesperanza pero no es consciente qué causa su aversión hacia sí mismo.

El estado de depresión podemos vivirlo como un proceso de auto-conocimiento.  Su forma negativa es la de aislamiento y oposición a la vida.  Se puede vivir también positivamente, desde la entrega, el  recogimiento e interiorización.

¿Cómo es esto posible? Desde la ACEPTACIÓN. Desde la comprensión que nada es casualidad y que si he entrado en un estado de aislamiento, tristeza, melancolía, amargura, etc., debo sumergirme en mi interior y ESCUCHAR a mi Alma.

Si estoy viviendo el mundo y a mi mismo de forma distorsionada, pediré ayuda. Eso es lo primero. Confiaré en alguien para que me ayude a salir de la oscuridad en la que estoy metido. Y me dejaré llevar en ese primer tramo. Me haré responsable de mi estado, sabiendo que cuando gane esta batalla, saldré fortalecido; como un ser humano nuevo.

No fallar

niño entre muñecosBajo la presión de no fallar. Bajo el tremendo peso del sentimiento de culpa. Bajo la voz interna que te recuerda que «tienes la OBLIGACIÓN Y EL DEBER de hacer esto y aquello. Bajo las etiquetas, bajo las creencias, bajo las leyes y los titulares, bajo las medallas y las cruces, bajo la amenaza de los infiernos y de  oír machaconamente  «¡te lo advertí!» …

Debajo de toda esa carga y gravedad, vivimos crispados, angustiados, algunos hasta atormentados, muchos maniatados bajo todas estas creencias  impuestas y manipulaciones conscientes e inconscientes. Bajo el desamor, pasando inadvertido entre peluches amigos.

Las personas que vienen a mi consultorio  de Sanación energética llegan bloqueados emocionalmente. Cuanto más tiempo demores en solucionar todo eso que te impide ser tu mismo; expresarte, relacionarte, ser tu mismo, etc. más difícil se hace luego desenmarañar todos esos cables de sentimientos y emociones que te han creado tantos miedos y limitaciones.

Una muchacha joven tiene problemas desde niña para relacionarse con los demás, es muy tímida y tiene baja autoestima. Este problema  ha ido a más hasta el punto de no querer salir de casa y sentirse amenazada por los demás. Padece crisis de ansiedad y el médico de cabecera la ha derivado al psiquiatra y le ha puesto una etiqueta «trastorno límite de personalidad». Inteligentemente ella ha buscado una forma alternativa y natural para solucionar su problema.

Estamos trabajando en ello y hace grandes avances pero, qué pasa, su entorno más cercano es muy hostil. Ella está gorda y su padre se lo recuerda de forma sarcástica e hiriente «No te sientes en mi sillón que lo vas a desfondar». Y su madre otro tanto «para qué vas a ir a clases de inglés si no sabes expresarte ni en español» …

No debemos fallar a nuestros mayores.  No decepcionar a nuestras personas queridas. ¡Qué tremendo y angustioso es el desamor y la falta de compasión! ¡Qué horror ser pisoteados por el egoísmo y la crueldad de los demás! Esos comentarios te hacen desaparecer, te anulan. ¿Arreglará eso unas pastillas, algún fármaco?

Cuando hoy, desde la Medicina del Alma y las medicinas naturales energéticas, decimos con total convicción de que sólo el Amor es la mejor de las medicinas no estamos exagerando.

 

La inteligencia de nuestras células.

Hagámonos conscientes de la Inteligencia de  las células que conforman nuestro cuerpo físico y que son miles de millones. Las células son pensantes; sienten, se emocionan, desean, se entristecen, se deprimen, se desordenan ante la confusión, ante el estrés, la ansiedad… Las células reaccionan ante sucesos externos y todo lo que las perturba las debilita o desequilibra.

Nuestra salud no depende de fármacos, nuestra salud y bienestar depende de una buena conexión con nuestras células.