
Puedes perder lo que tienes pero NO lo que eres. El cerebro no crea la Conciencia sino todo lo contrario.
Cuando el cerebro se daña, no significa que se pierda la Conciencia sino que la Conciencia ya no puede utilizar esa vía para poder expresarse. Porque la CONCIENCIA es en esencia quien uno es y eso jamás se pierde. Nuestro Ser, como LUZ, es eterna.
Para las personas que tenemos un familiar cercano con alguna enfermedad cerebral, como el Alhzeimer o demencia senil, saber esto es un gran alivio, porque mientras vemos cómo se va deteriorando su capacidad de memoria y razonamiento, y vemos cómo sufren mientras van perdiendo su capacidad de hablar, sus delirios y desconcierto sobre el espacio y sí mismos, por otro lado, su Conciencia sigue intacta.
Más allá de la personalidad y el carácter, que son parte de la Mente, SOMOS CONCIENCIA. Y si, desde alguna de estas enfermedades mentales, se pierde la noción del nombre y de la identidad física, que sepamos que NUNCA vamos a dejar de SER, desde el Ser divino que somos, por siempre.
Yo convivo con mi hermano que tiene Alhzeimer. Él es dos años mayor que yo, es viudo y ha tenido una vida muy intensa como líder empresarial creativo y de éxito que siempre fue. De siempre fue al gimnasio y sigue yendo; es un hombre con gran voluntad y disciplina. Muy sociable y extrovertido.
Ahora, con sus 80 años, no entiende que no encuentre las palabras para expresarse. Lleva ya diagnosticado unos cuatro años, quizás la cosa venga de más lejos, no lo sé. El caso es, como yo lo siento, que AGARRARSE con fuerza al Ser que uno es, con optimismo y de forma positiva -como veo que él hace- es la clave para no rendirse y mantenerse a flote. Por supuesto que hay momentos que se viene a bajo cuando, por ejemplo, no reconoce en el gimnasio a alguno de sus amigos que lo saluda con cariño y le dice «perdona, no sé quien eres». O si me pregunta cuántos hijos tiene y le respondo «tres», me mira sorprendido, sin saber qué responder.
Pero todo esto son los daños del cerebro, no del Ser. Igualmente, cuando dejemos este mundo, nuestro curriculum de lo que hicimos y fuimos en esta vida habrá dejado de tener importancia. Somos energía y seguiremos el camino hacia la Luz.
Así lo percibo y siento. Resulta menos dramático y mucho menos doloroso.


