
Ahora me vengo a enterar, con 77 años, de que soy una persona ALTAMENTE SENSIBLE (diagnóstico PAS: Persona Altamente Sensible). Y, como a toda persona que finalmente se la valora médicamente con algo específico que la hace distinguible pero no anormal , resulta ser un alivio. De verdad. Aunque una lo intuía no tiene la certeza… y la opinión de los demás pesa y horada.
Porque uno termina acomplejándose, sintiéndose culpable por esas diferencias que muchos tildan de manías, querer sobresalir, dárselas de lista… y una se vuelve torpe, con baja autoestima … por ese sentimiento de delito de ser como una es y que no puede ni sabe cambiar.
Una persona con alta sensibilidad emocional y sensorial y alta intuición, no soporta por demasiado tiempo los ruidos, olores fuertes, algunos tonos de voz, energías disonantes y tóxicas. Por todo ello sufre de sobrecarga y saturación que le provocan malestar. Teniendo que optar por aislarse muchas veces para poder recuperarse.
Lo que se confunde con depresión y trastornos mentales, no son nada más que rasgos de la personalidad y no toca otra que adaptar la vida a la forma de ser de cada uno.
De ahí la importancia de conocerse a uno mismo. Por favor, respetemos al prójimo. Las personas altamente sensibles e intuitivas captan más información del entorno y de los demás aun sin quererlo, teniendo muchas veces sensaciones intensas, que la agotan. Tiene que aprender a guardar silencio y no decir todo lo que sabe.
De ahí el alivio que una finalmente siente, sacudiéndose de encima las paranoias sobre sí misma que la han acompañado toda su vida, antes de descubrir y aceptar su realidad.
