Los miedos

Es todo un desafío. Debo sobreponerme y ponerme en pie, actuar. La tendencia de una Mente débil es ceder al miedo, hacer que me encoja, que me convierta en un ovillo mental, abandonado a la suerte. Los miedos anulan la capacidad de pensar y tomar decisiones.

Los miedos tienen que estar localizados. Son intrusos. Invasivos. ¡No me pertenecen. No tienen nada que ver conmigo!

Los miedos son muy concretos aunque a veces quieran deslizarse muy diluidos y finalmente mostrarse como una inocente duda o inseguridad.

Quieren infiltrarse aparentando algo minúsculo, sin importancia, para luego soltarse y crecer rápido. Pero yo estoy atenta y enseguida salta la alarma. Pongo la Mente firme y reúno todas las energías dispersas.

Y si tengo que tomar una decisión, me armo con todas las posibilidades, de manera lo más inteligente posible, emocionalmente en calma y sabiendo qué es lo mejor para mi, decido.

Una vez tomada la decisión, las dudas y los miedos deben desaparecer; ninguna argumentación que cree duda debe entrar en la mente.

Una vez tomada una decisión no hay que permitir a la mente que vuelva a la carga trayendo nuevos miedos. El asunto está resuelto. No hay más dudas. Tomé la decisión correcta en este momento. Voy donde mi corazón y siento la certeza. Y eso es suficiente para mantenerme firme.

Así es como cierro todas las puertas posibles a la inseguridad. Confío en mi decisión y si luego surgiese un error lo tomaré como una enseñanza; le daré la bienvenida.

Estoy fortaleciendo mi auto-estima.

Tomar decisiones

«Yo soy un árbol y tengo muy poco espacio para enraizarme en la tierra; bueno, me expandiré como pueda y creceré…»

Lo más importante es estar en paz con uno mismo. Y se consigue simplificando la vida, adaptándose a lo que surge, aceptando y sorteando todo lo que aparece en nuestra vida, sintiéndolo como un desafío.

Se trata de tomar decisiones. Posicionarse sin dudar. Y para ello uno tiene que saber quién es y qué es lo que quiere.

Cuando pequeños, ¿queríamos estar entre los que tenían éxito y liderazgo o entre los perdedores y serviles? ¿Estar entre los fuertes o ser de los débiles?

Mi abuela materna era de una aldea en Teruel. Todos trabajaban haciendo alpargatas y ya lo sabían desde pequeños que ese era su destino; no había alternativas. Mi abuela con quince años dijo que ella no se iba a quedar en la aldea ni iba a coser alpargatas y se marchó a Barcelona. E hizo lo que tantas mujeres, jóvenes y niñas hacían entonces en España para salir de la miseria: entrar de interna en una casa de gente adinerada. Y llegó a ser una gran cocinera hasta que reunió lo suficiente para montar su propio negocio: una panadería.

Determinación. Voluntad. Tomar resoluciones con el fin de conseguir algo. Lo contrario vendría a ser; quejarse, justificarse, resignarse, amargarse … en lugar de resolver… donde entra también la aceptación, por supuesto.

El poder de decisión. La intención clara. La fortaleza de ánimo. Todo ello hace posible que uno se abra camino.

Luego están las cosas que nos echan para atrás, como no tener confianza en nosotros mismos; los miedos al fracaso… también el no tener claro lo que uno quiere en la vida… si sientes que no hay nada que valga la pena esforzarte, entonces se hace imposible sacar fuerzas para hacer o para luchar por ser… esa falta de energía vital y entusiasmo también tiene solución.

Marquémonos pequeñas metas. Tengamos claro qué queremos hacer con nuestra vida. Visualicemos nuestro futuro, cómo queremos que sea.

… y luego nos relajamos, estando atentos. El brujo Don Juan del escritor Carlos Castaneda lo llamó «desatino controlado«.

Confianza absoluta en que existe un Orden Superior que, si tenemos una intención firme y clara, nos será atendida… o no.