La serenidad

La serenidad es lo que emana una persona espiritual.

La serenidad es la semilla que al germinar en el corazón, se transforma en paciencia, aceptación, paz, fe, amor … y expande todo esa fragancia y luz a su alrededor de forma inconfundible.

Crear ese estado de dicha interior, necesita dedicación y disciplina al principio. Es como quien quiere encender una hoguera, primero tiene que recoger leña, encontrar el sitio adecuado y protegerlo con piedras alrededor del fuego que quiere crear, para poder controlarlo.

La leña son los valores y virtudes que iremos juntando. El círculo de piedras para contener el fuego, es la práctica del control de la Mente y conexión con el centro del corazón, donde haremos la hoguera. La llama la crearemos desde la intención y el Amor incondicional.

Para mantener encendido este fuego debemos alimentarlo con pensamientos y actos de amor todos los días. Así es como nutriremos y sostendremos el calor y la luz de la Conciencia en nosotros.

La esencia de este estado, la Serenidad, se irá afianzando día a día hasta hacerse perenne. Y mientras este fuego esté vivo e ilumine nuestra Conciencia nos sentiremos a salvo y en estado de gratitud.

La respiración. Ejercicio

No tienes que creer tienes que experimentar

La forma en que respiras habla de tu estado de estabilidad en todos los niveles de tu ser. Si respiras inconscientemente y de forma acelerada, tus energías están dispersas y cualquier motivo puede alterarte.

Tener el control de la respiración es de suma importancia y vital para restablecer el equilibrio físico, mental y emocional.

La RESPIRACIÓN RÍTMICA genera fuerza de voluntad. La Mente y la respiración están interconectadas y nos ayudan a tener una atención plena en nuestro día a día.

Desde la respiración consciente controlamos nuestro enfado, el estrés, la ansiedad, los miedos.

Podemos romper las limitaciones de la Mente, aquietándola y poniéndola a nuestro servicio, si practicamos cada día la meditación o simplemente sentarnos en quietud, llevando los cinco sentidos hacia adentro y haciendo una respiración rítmica y consciente; suave, lenta y profunda.

La respiración consciente tiene muchos más beneficios: Expande nuestra Conciencia. Oxigena y purifica nuestro cerebro. Amplifica nuestra capacidad de concentración. Y mejora nuestro control mental.

Si nos hacemos conscientes de la respiración, también atraeremos y "extraeremos"  del aire el PRANA que es una energía mucho más sutil y la responsable de nutrir nuestra Alma y Espíritu.

EJERCICIO: Poniendo la INTENCIÓN en centrar nuestras energías. Nos sentamos cómodamente con la espalda recta. Todo el cuerpo relajado. Boca y ojos cerrados con la atención en las fosas nasales. Al inspirar alzamos un poco la cabeza para sentir cómo entra en nosotros el oxígeno y el Prana . Retenemos unos segundos y luego soltamos por la nariz el aire sobrante. Y durante ese acto de soltar, el aire va a los pulmones y el Prana lo empujamos y lo soltamos en el Centro del Corazón. Repetimos, cinco veces en total. Descansamos unos minutos, respiración normal, poniendo la atención en el Centro del Corazón.