
Hoy en día todo está contaminado. Lamentablemente, también lo está nuestra espiritualidad. Y si nuestro espíritu se encuentra contaminado es porque nuestra Mente se ha debilitado de tal manera que está asfixiando nuestra Conciencia.
Y no es que quiera dramatizar la situación que vivimos ni escandalizar a nadie pero la Realidad habla por sí misma. Vivimos como autómatas, olvidado nuestro potencial divino.
Estamos cosechando lo que hemos sembrado; así funciona la Ley universal de Causa y Efecto. No podemos culpar a nadie ni sirven las justificaciones. Nuestra inconsciencia e ignorancia, nuestro egoísmo y codicia, nos han traído nuestras miserias, personales y colectivas.
Elige y decide como quieras vivir tu vida, sabiendo que lo externo es secundario. Ya las excusas no son válidas y las disculpas no arreglan nada. Ahora toca actuar, sacudirse de encima las evasivas y abrir los ojos y el corazón.
Son momentos para la transformación. Elevar nuestro nivel de Conciencia. Soltar fardos emocionales. Purificar nuestra Alma y Espíritu.


A veces se gestiona la vida desde una perspectiva tan errónea que, cuando uno se topa con las consecuencias -que ha producido la inconsciencia y el egoísmo-, uno no sabe cómo afrontarlas. Ignorar las Leyes Universales inevitablemente tiene desagradables y dolorosos resultados.