Tomar decisiones

«Yo soy un árbol y tengo muy poco espacio para enraizarme en la tierra; bueno, me expandiré como pueda y creceré…»

Lo más importante es estar en paz con uno mismo. Y se consigue simplificando la vida, adaptándose a lo que surge, aceptando y sorteando todo lo que aparece en nuestra vida, sintiéndolo como un desafío.

Se trata de tomar decisiones. Posicionarse sin dudar. Y para ello uno tiene que saber quién es y qué es lo que quiere.

Cuando pequeños, ¿queríamos estar entre los que tenían éxito y liderazgo o entre los perdedores y serviles? ¿Estar entre los fuertes o ser de los débiles?

Mi abuela materna era de una aldea en Teruel. Todos trabajaban haciendo alpargatas y ya lo sabían desde pequeños que ese era su destino; no había alternativas. Mi abuela con quince años dijo que ella no se iba a quedar en la aldea ni iba a coser alpargatas y se marchó a Barcelona. E hizo lo que tantas mujeres, jóvenes y niñas hacían entonces en España para salir de la miseria: entrar de interna en una casa de gente adinerada. Y llegó a ser una gran cocinera hasta que reunió lo suficiente para montar su propio negocio: una panadería.

Determinación. Voluntad. Tomar resoluciones con el fin de conseguir algo. Lo contrario vendría a ser; quejarse, justificarse, resignarse, amargarse … en lugar de resolver… donde entra también la aceptación, por supuesto.

El poder de decisión. La intención clara. La fortaleza de ánimo. Todo ello hace posible que uno se abra camino.

Luego están las cosas que nos echan para atrás, como no tener confianza en nosotros mismos; los miedos al fracaso… también el no tener claro lo que uno quiere en la vida… si sientes que no hay nada que valga la pena esforzarte, entonces se hace imposible sacar fuerzas para hacer o para luchar por ser… esa falta de energía vital y entusiasmo también tiene solución.

Marquémonos pequeñas metas. Tengamos claro qué queremos hacer con nuestra vida. Visualicemos nuestro futuro, cómo queremos que sea.

… y luego nos relajamos, estando atentos. El brujo Don Juan del escritor Carlos Castaneda lo llamó «desatino controlado«.

Confianza absoluta en que existe un Orden Superior que, si tenemos una intención firme y clara, nos será atendida… o no.

El uso de las energías

mujer sacerdotisaEn las diferentes civilizaciones antiguas y pueblos ancestrales, eran sumamente importantes los hombres y mujeres que cumplían la función de sacerdote /sacerdotisa, vidente, brujo / bruja, chamán/chamana, sanador /sanadora… haciendo  todos ellos uso de las energías espirituales y cósmicas.

Han sido ellos los que han contactado y se han servido de la Energía superior cósmica para poder pasar a otros estados de conciencia y adquirir sabiduría del Mundo de lo Oculto. Eran ellos y ellas los que tenían la habilidad de percibir otros campos de energía o pasar a otras dimensiones o Planos del Ser para llegar a comprensiones que van más allá de lo material y también de la lógica para tener experiencias extrasensoriales.

Desde hace décadas REIKI está al alcance de todo el mundo para  regalarnos «la habilidad de percibir lo que la percepción común no puede captar«. Esta frase  la he sacado del libro de Carlos Castaneda: Conocimiento silencioso,  donde explica perfectamente la dificultad del indio Don Juan para intentar poner nombre a su conocimiento. Unos nombres le parecían demasiado inconcretos y otros erróneos, otros abstractos o inexactos. Al final se quedó con el de «brujería», diciendo que «es el uso especializado de la energía«.

Pero, tal como Don Juan dijo: «Ver la brujería desde el punto de vista del hombre común y corriente es ver o bien una idiotez o un insondable misterio, que está fuera de nuestro alcance. Y, desde el punto de vista del hombre común y corriente, esto es lo cierto, no porque sea un hecho absoluto, sino porque el hombre común y corriente carece de la energía necesaria para tratar con la brujería (el uso de la energía)».

En las culturas chamánicas, el brujo o chamán es el que sabe. En nuestra sociedad moderna occidental  estamos tan alejados de nosotros mismos y tan volcados hacia el exterior que nos asusta la sola idea de que pueda existir  ALGO más allá de nuestra mente funcional y racional.

Y es que el uso de la Energía nos lleva a conseguir, mediante la disciplina y la dedicación hacia nuestro espíritu, una percepción cada vez más acrecentada de la Realidad, y hace que sintamos el Universo en nosotros mismos.

Como dice Don Juan: «En la medida que el conocimiento aumenta, cambian las definiciones…»

El uso de nuestra energía

mujer sacerdotisaEn las diferentes civilizaciones antiguas, eran sumamente importantes los hombres y mujeres, que cumplían la función de sacerdotes /sacerdotisas, videntes, brujos / brujas, chamames, sanadores /sanadoras, etc.

Han sido ellos los que han contactado y hecho uso de la Energía para poder pasar a otros estado de conciencia y adquirir sabiduría de lo Oculto. Eran ellos y ellas los que tenían la habilidad de percibir otros campos de energía o pasar a otros estado de conciencia para llegar a comprensiones que van más allá de lo material y tener experiencias extrasensoriales.

Hoy en día se habla mucho del REIKI. Es un método aparentemente muy sencillo de sanación por imposición de manos y transmisión de energía. Quien recibió la revelación de los signos que concentran y potencian la Energía fue un japonés, Mikao Usui, a finales del siglo XVIII.

REIKI nos da «la habilidad de percibir lo que la percepción común no puede captar«. Y esta frase que está entrecomillada la he sacado del libro de Carlos Castaneda Conocimiento silencioso– donde explica perfectamente la dificultad del indio Don Juan para intentar poner nombre a su conocimiento. Unos nombres le parecían demasiado vagos y otros erróneos, otros abstractos o inexactos. Al final se quedó con el de brujería, diciendo que «es el uso especializado de la energía».

Tal como Don Juan dijo: «Ver la brujería desde el punto de vista del hombre común y corriente es ver o bien una idiotez o un insondable misterio, que está fuera de nuestro alcance. Y, desde el punto de vista del hombre común y corriente, esto es lo cierto, no porque sea un hecho absoluto, sino porque el hombre común y corriente carece de la energía necesaria para tratar con la brujería».

En nuestra sociedad moderna occidental hoy en día es ridículo hablar de brujería porque no entendemos ni sabemos nada de ella. Es más, como en todas las cosas, son los charlatanes y los oportunistas, los que desvirtuan a los verdaderos hombres de conocimiento, además de la ignorancia y los prejuicios.

A mí particularmente, lo que me sorprende y maravilla es ver cómo todos, en profundidad, hablan de lo mismo. La esencia de las religiones también comparten y llegan a hablar de estas Verdades, no importa cómo se nombren; son reconocidas por los que las han experimentado.

Y es que el uso de la Energía nos lleva a conseguir, mediante la disciplina y la dedicación hacia nuestro espíritu, una percepción cada vez más acrecentada de la Realidad, y hace que sintamos el Universo en nosotros mismos.

Como dice Don Juan: «En la medida que el conocimiento aumenta, cambian las definiciones…»