El auto-perdón

Perdonar es una acción opcional y voluntaria que demuestra generosidad por parte de quien perdona y arrepentimiento por parte del ofensor que se disculpa.

Si hubo una ofensa, pido perdón al ofendido pero, ¿y si el ofendido no perdona? ¿debo sentirme culpable para siempre? ¿no tiene un problema el ofendido al no querer perdonar, más que el que comete la ofensa y que ya se ha arrepentido?

¿Qué poder tiene el ofendido cuando, según su decisión de perdonar o no, juzga, libera o sentencia al otro a un castigo de cargar con la culpa?

No quiero darle el poder a nadie de que me enjuicie por su cuenta. Me otorgo -a mi Conciencia- el poder de redimirme a mi misma, en caso de que el ofendido no quiera perdonarme.

Eso es suficiente, ante mi arrepentimiento sincero y rectificación. El aprendizaje de mi falta me lleva al auto-perdón. Me lleva a la liberación

Ya si el ofendido, se queda envenenándose en el rencor y no resuelve en sí mismo la herida, es su problema. Podríamos preguntarnos ¿cuánto tiempo es razonable para procesar una ofensa y liberar al ofensor de su culpa?

Lo máximo que se puede hacer con el ofendido que no quiere perdonar es enviarle una oración de amor y luz, todos los días, para ablandar su corazón.

Decir de corazón «lo siento«. y seguir el camino.

Ejercicio para renacer.

ser y universo¿ Qué se puede hacer cuando el pasado dirige nuestra vida, anulando el presente y condicionando el futuro?

Nada puede cambiar el pasado. Por mucho sentimiento de culpa que tengas, por mucho que te auto-castigues y llores o te quejes.

Aunque cargues con él de forma sacrificada y con actitud de víctima, nada lo hará cambiar. Aunque lo justifiques o reniegues de él.

Y si algo hiciste mal pero tu arrepentimiento no te ha dado paz, aún pidiendo perdón mil veces, ahí estará como una losa, marcando tu vida.

Pero, en el momento en que te hagas consciente del absurdo que supone mantener con vida lo que ya no es y experimentes por ti mismo  que sólo dejándolo morir -enterrándolo- habrá terminado, entonces es cuando  te situarás en tu Presente, y desde tu Conciencia despierta, te liberarás y te harás dueño del momento y comenzarás a vivir plenamente. A esta vivencia se llama  RENACER .

Puedes comenzar de cero  creando esta transformación en ti:

Lleva toda tu atención al Centro de tu corazón espiritual -en el centro del pecho- donde se asienta tu Alma,  donde está el templo sagrado de tu Espíritu; tu ser esencial.

Utiliza tu Tercer Ojo para visionar. Ve hacia adentro, hacia tu universo interior intemporal.

Transforma tu identidad desde «lo que yo tengo» a «lo que yo soy». 

Respira hondo desde tu corazón y di «Yo Soy Amor». «Que todas las energías -pensamientos y sentimientos-  que pertenecen al pasado sean liberadas, ahora».

Suelta tu pasado. Plántate  en tu presente. Conecta con tu Ser y permite que discurra ante ti el campo inmenso de posibilidades que representa tu presente y tu por venir. Focalízate en todas las cosas buenas que hay en ti, tus capacidades y todo tu potencial.

Agradece.

 

 

Construyendo el Presente

La vida hay que aceptarla como viene, creo que es la verdad más inteligente y sencilla que uno puede aplicar en sí mismo. Aceptarse a sí mismo y aceptar a los demás como son, sin permitir que la mente complique las cosas analizando más de lo necesario.Y a veces tenemos que construir puentes entre las personas y entre nosotros y las situaciones difíciles de manejar.

El pasado ya poco importa; sucedió y nada se puede corregir en él. El futuro no existe. El futuro será según nosotros vivamos nuestro Presente. Así que, vivamos nuestro Presente, de forma consciente y con entusiasmo. Agradecidos. Valorando lo bueno que la vida nos brinda Hoy.

Estemos abiertos a aceptar el arrepentimiento de los demás. Nada es inamovible y estático. Nuestros corazones  unas veces están cerrados y otras veces abiertos; palpitan físicamente. Pero también emocionalmente, alternativamente, se contraen por miedo y desconfianza y luego se dilatan queriendo dar y recibir amor.

Los seres humanos o somos muy mentales o somos muy emocionales. Nuestro cada día se mueve entre esos dos estados y tanto la mente como el corazón nos dominan llevándonos a veces a esos dos extremos. Pero tenemos la capacidad de encontrar el equilibrio entre esas dos Fuerzas. A eso le llamariamos conseguir la PAZ INTERIOR y una vida estable.

Disfruta de tu Presente. No te preocupes innecesariamente por tí y por los demás. No te castigues más. Recuerda y valora lo positivo de tu vida y disfrutalo. Agradece. No hay razón para estar triste: tienes un Presente y un porvenir COMO TU QUIERAS QUE SEA. TU LO ESTAS CONSTRUYENDO.