La Dicha

La Dicha no es un sentimiento o emoción que pueda crear la Mente.

Ni el esfuerzo o la voluntad de la persona más espiritual -sólo por el hecho de serlo o sentirse así- tiene asegurado el grado de Dicha. No por desearla, anhelarla o ir detrás de ella, se consigue.

Podríamos decir que la Dicha es un regalo del Cielo. No tiene explicación. Si acaso, podríamos decir que es mucho más que la felicidad que conocemos. que creamos desde el exterior.

La Dicha surge de pronto. Se hace presente como una ráfaga de aire puro. Se hace presente y te envuelve con una deliciosa fragancia. Llega y te llena el corazón de dulzura y amor jamás antes vivido. En esos momentos sólo deseas reír de pura alegría …

La Dicha se hace presente en tí y lo que haces es disfrutarla, porque si la piensas se esfuma. La sonrisa aparece en tu cara por si sola. Los seis sentidos parecen florecer y esparcen su energía: irradias felicidad.

… luego se esfuma. Tal cual ha venido se va. Simplemente de ha mostrado por un instante el maravilloso estado de tu Ser esencial en otras dimensiones.

Sin intereses

MANO LUZLa clave para no engañarnos a nosotros mismos, cuando tenemos un deseo profundo y sincero, es estar atentos a que nuestra mente no esconda ningún interés egoísta que mancille el propio deseo. Lo que se anhela debe estar libre de codicia, vanidad o que detrás del mismo deseo no haya la intención de obtener algún otro provecho.

Las cosas del corazón se hacen limpiamente. Para atraer lo que deseas no tiene que haber intereses ocultos.

Si el agua está turbia debemos esperar a que se asienten los posos para que se vuelva clara y cristalina. De igual manera, debemos dejar que los pensamientos se asienten para que toda idea de interés, más allá del propio deseo, no entre en el corazón.

¿Son nuestros deseos claros o están empañados por intereses? Deseamos amar pero más que nada para ser amados. Somos amables y bondadosos mientras nos reconozcan nuestros valores. Buscamos el amor pero por miedo a la soledad. Queremos tener hijos para que llenen nuestras carencias afectivas …

¿Tengo un deseo sincero o sólo es un pensamiento que persigue un interés? ¿Estoy buscando una ganancia o es un anhelo real?

Seamos sinceros con nosotros mismos a la hora de desear e indaguemos en nuestro corazón la razón verdadera que nos lleva a querer conseguir algo.