No te descorazones

Me digo que no soy una buena persona y al mismo tiempo que digo esto siento lo absurdo de lo que estoy diciendo. Así que lo retiro; no quiero hacer un drama. El sentimiento de culpa, que puedo razonar perfectamente para no castigarme, sé que también es falso.

Pero el remordimiento, por las cosas que no he hecho bien, siguen estando ahí, como un monstruo dormido que a veces despierta y me acosa.

Ayer falleció una amiga mía y la noticia me impactó, me cogió desprevenida e hizo que despertaran los fantasmas que habitan en las sombras de mi subconsciente, aprovechando la Mente el momento para recordarme -restregándomelo en la cara- que no atendí a mi amiga cuando necesitaba ayuda. Y aunque era verdad que yo misma por entonces tampoco me sentía con fuerzas para gobernar mi vida, no era excusa para no ayudarla cuando me lo pidió.

La Mente razona pero le cuesta procesar e integrar la enseñanza, enseguida el Ego la distrae para que siga revoloteando de aquí para allá, mortificándose. Me castigo pero a la vez me justifico y defiendo,

Por otro lado, el corazón destila las emociones y sentimientos, depurando la esencia de cada uno de ellos, quitándoles peso. La bondad del corazón hace más llevaderas las cosas. Y me susurra «Haz un cielo de tu vida. No te descorazones. Asume, asimila, trasciende».