
Dos amigos, uno avaricioso y el otro envidioso , van paseando por un hermoso camino cuando les sale al paso un genio que les ofrece concederles un deseo.
Al primero que haga su solicitud se le dará lo que pida, dejando bien claro que al segundo se le dará el doble de lo que haya pedido el primero.
Ninguno de los dos amigos quiere ser el primero en pedir teniendo en cuenta que el segundo será doblemente beneficiado.
Pasan las horas y ninguno toma la iniciativa. El genio se harta y les da cinco minutos de tiempo para decidirse y hacer su petición.
El envidioso se adelanta y dice con firmeza «arráncame un ojo» y su deseo fue cumplido inmediatamente, tal como los dos hombres fueron advertidos, sus peticiones fueron concedidas.
De vuelta a casa de su paseo, los dos amigos regresaron en silencio … maldiciendo su suerte.
