Dejarse sorprender

Me quedaban cosas por ver de mi misma. E imagino quedarán más cosas de las que sorprenderme. Siempre es como, «un velo que se descorre» como dicen los poetas místicos.

Durante mi juventud me han engañado los sentidos. Totalmente. Pero he podido reaccionar a tiempo y no ha habido daños que lamentar, al contrario, he renacido cada vez, con la lección aprendida. Me he quitado de encima todo el lastre de «pobre de mi» y empoderarme nuevamente.

Así un montón de veces y vuelta a empezar. Conocernos a nosotros mismos es primordial.

He ido descartando lo falso en mí, la mayor parte de los días que tengo ahora son más lucidos. Los demás días, me distraigo y existo desde lo aparente. Y así, en ese vaivén me muevo, planeo, ondeo, surfeo …

Ya en la edad madura, un nuevo sentimiento me cambió, nuevamente, lo que pude experimentar ha quedado grabado en mi corazón: el enamoramiento más profundo. Me embargó el amor más puro que nace en el Ser y es totalmente obra del espíritu. Jamás había sentido algo igual o parecido. No importa qué vehículo utilizó el AMOR para manifestarse y llegar a mí, esto es sólo un pequeño detalle sin importancia, que no dejó que me distrajera o cayese en la ilusión. Dada la magnificencia del estado de AMOR que me fue regalado, estaba preparada `para vivenciarlo plenamente.

Lo pude ver, sentir enteramente; fui transportada a ese elevado estado, pudiendo fijar la atención total desde esa energía poderosa que penetró en mi y elevó mi frecuencia fuera del tiempo, durante una semana de total intensidad, pero que para mi fue como la vivencia de toda una existencia.

Hay sucesos que no tienen explicación racional cuando permites que tu Mente se abra a experimentar en otras dimensiones del Ser.