Lo que nos identifica.

Nuestro carnet de identidad hace referencia sólo a nuestros datos personales. Así que nos identificamos a lo que uno es a nivel material. Nos limitamos inconscientemente y tenemos asumido, al identificarnos, a referirnos exclusivamente al cuerpo y a la Mente -el personaje-. En todos los sentidos y circunstancias nos limitamos y solo reconocemos al Yo material. «Me llamo fulanito, tengo tantos años, estado civil, trabajo en, soy tal y vivo en…»

No digo que tengamos que ir divulgando nuestra parte más íntima pero sí que olvidamos que este vehículo o caparazón es sólo la vestimenta de nuestro verdadero Ser: Alma y Espíritu que están aquí de paso y que luego seguirán su camino. Y eso determina nuestra actitud y estado en nuestra vida cotidiana.

No hablo de hacer propaganda de nuestras creencias espirituales sino de que nuestra actitud sea impecable e íntegra y sea quien mejor nos identifique.

¿Cómo nos presentaríamos si lo hiciésemos desde el Ser que somos? …

HABLANDO DE LA MENTE.- De igual manera, no prestamos atención que, en el Plano Mental, el Yo es el acusado, el acusador y el juez. La Mente maneja estos tres roles; te sientes culpable, te castigas a la vez que te justificas y defiendes…

Te resistes, te resignas y entras en conflicto. Ese es el juego de una mente débil, no consciente de su capacidad de controlar los pensamientos, depurarlos, y filtrarlos hasta poder felizmente remontar.

No te descorazones. Deja atrás lo que ya fue, asume tu presente y trasciende.