Antes, los mayores nos imponían ser perfectos. Ahora deseamos nosotros mismos ser impecables.
Está surgiendo en los jóvenes una nueva filosofía de vida. Se han sacudido de encima viejas creencias y patrones; dogmas limitantes, actitudes hipócritas y las han reemplazado, con mucho criterio, por simplemente desear ser buenas personas y vivir una vida ética coherente.
Aunque aparentemente parece que no pero estamos evolucionando; hay más toma de Conciencia. Más cuestionamiento y deseos de tener una mejor calidad de vida en todos los sentidos.
Las crisis son necesarias para romper con lo que ya se ha hecho inútil. Y más que tiene que suceder; de dentro a fuera, de forma individual y colectiva. Estamos viviendo un despertar espiritual.
Es cuando sientes las humanidad del otro, desde tu humanidad despierta, que puedes entenderle y amarle en profundidad e incondicionalmente. Hasta hace muy poco se consideraba que los animales no tenían sentimientos y se les maltrataba sin piedad alguna. Igualmente a los niños no se les respetaba como tales; siendo los adultos dueños absolutos de ambos. Todo eso ha terminado.
Dios no nos ve desde arriba, nos siente desde dentro, Hay una necesidad de alimentar el espíritu, de atender el Alma, por encima de todo lo que materialmente alcancemos en este mundo. Somos quien somos desde nuestro Ser. Somos partículas de Luz fluyendo con la vida.
La espiritualidad no debe ser una insignia para el Ego. Las personas sinceramente espirituales no tienen necesidad de pertenecer a ninguna institución religiosa ni necesariamente llevar nada que las distinga de los demás.
Jesucristo no vino a instaurar ninguna nueva religión sino a despertar la Conciencia de nosotros mismos como seres divinos, favorecidos por el poder del Amor Incondicional del Creador Absoluto.
