No recuerdo haber elegido mi vida. De poder elegir, ¿hubiese elegido otra?
No busco explicaciones. No hay palabras para explicar la vida. Ni Mente que consiga captar la magnificencia de lo inimaginable.
Empiezo a percibir la Gracia, como energía divina inspiradora que revolotea entre nosotros … cuando la materia comienza a cansarme y me pregunto qué hago todavía aquí, ella aparece. Explica la teología cristiana que la Gracia divina son «favores» de Dios; un auxilio para el Alma.
Definitivamente creo que así es. En esos momentos mi forma se transforma y me siento como el elemento AIRE que aviva el FUEGO, levanta la TIERRA, juega con el AGUA.

Se encuentran en todos nosotros los elementos que nos conforman y nos caracterizan. Nuestro trabajo es conocerlos para equilibrarlos y armonizarlos. A eso le llamamos SALUD.
