El Amor Maduro

La Soledad es estar a solas con uno mismo. Momentos íntimos de gran valentía que se disfrutan desde la paz y el sosiego de corazón cuando el Ser ha sido enriquecido y no hay asuntos pendientes.

No hablo de soportar la soledad o de “entretenerla”. Yo le doy la bienvenida, la abrazo. Quiero aprender de ella, ya que ha venido a mí sin yo buscarla, trayendo consigo la quietud y el espacio para la reflexión. Me enseña a aceptarme y deshacerme de falsas auto-imágenes. Me está enseñando a observar. La Soledad me enseña a disfrutar de las pequeñas cosas. Sobre todo me enseña a no tener prisa.

He llegado al Amor Maduro, ese que es para quien quiera recibirlo. ¡No sabéis lo trascendental que es para mí llegar a esta comprensión!  Toda mi vida ha sido un caminar arduo escalando una alta montaña. Al llegar arriba me he encontrado, sin siquiera saber que existía,  el Amor Maduro, en el que uno ya tiene tiempo y entendimiento suficiente para amarse a sí mismo. Y he leído algo muy bonito sobre él:

El Amor Maduro no persigue; recibe. No reivindica; consigue. No pregunta; adivina. No exige; da. No disputa; comprende. No tiene miedo a nada ni a nadie; percibe el Amor en todo y todos”.

Este nuevo sentimiento que me invade y me alimenta, como veis, me hace sentir plena y en un estado de felicidad interior en el que os incluyo cada día porque os siento, a cada instante de mi vida, dentro de mí. Me doy por satisfecha. Todo lo que viva de más lo sentiré como un añadido generoso a mi vida.

Me siento agradecida.