Trascender la Mente racional

LA INTUICIÓN, que está por encima de la mente racional es la que percibe y acepta que existe “algo más allá”.  Debemos abandonar la idea de que nuestro desarrollo se producirá a base de adquirir cosas del exterior. Del exterior aprendemos la técnica pero el anhelo de crecimiento y la experiencia misma de la realidad, eso sólo lo podemos conseguir dejándole paso libre a la intuición.

VIVIR HACIA FUERA PARA CAPTAR LAS COSAS Y HACIA ADENTRO PARA INTUIR LA VERDAD DE LA CUAL ESTAS COSAS SON SÓLO UNA MANIFESTACIÓN, UN REFLEJO.

Existe una voz interior superior que es nuestra intuición y debemos aprender a distinguirla de la voz del subconsciente; la voz de los propios deseos o temores. Mientras existe esta confusión, es cuando el maestro externo es necesario para ejercer una labor de discriminación. El trabajo interior va educando progresivamente para que cada uno sea capaz de emanciparse de dependencias externas. Pero debe quedar claro que uno no debe desear la emancipación antes de hora por un deseo de independencia o de orgullo porque puede serle fatal y puede retrasarle el trabajo. Uno debe aprender a ser sencillo, sincero, porque en cuanto existe una autosuficiencia irreal, entonces se corre el peligro de desviarse del camino verdadero.

LA EVOLUCIÓN SE ORIGINA EN LO SUPERIOR.- Para poder entender la evolución debemos situarnos en la Mente Superior, en la mente trascendente, en la Voluntad Superior; y sólo entonces las cosas empezarán a tener sentido. Porque la evolución no es un mecanismo que produce un ascenso.  La evolución es un proceso de atracción que se origina en algo que ASPIRA desde arriba, se trata de una fuerza que atrae..

Es fundamental seguir un método de trabajo, y aprender a ver que ese trabajo de maduración interior, de EVOLUCIÓN, no se produce en virtud de nuestro trabajo sino de una acción especial, específica,  que constantemente está viniendo desde los niveles espirituales.- Esta atracción que procede de lo superior es lo que se ha llamado LA GRACIA.

La Gracia es esa energía, esa fuerza y realidad que procede de Dios, del nivel de la Realidad Absoluta y que se infunde en la naturaleza; y más especialmente en el ser humano, al que moviliza, dinamiza, haciéndole sentir esa urgencia, esa necesidad, esa sed de infinito.

Lo que nos empuja hacia arriba es lo que desciende de arriba. No son ni nuestra mente, ni nuestro cuerpo, ni nuestros sentimientos, aunque esta FUERZA DE LA GRACIA se exprese a través de los sentimientos y de la mente.

Nunca soy “yo” el que hace, alcanza o posee, al contrario, el yo sólo puede entregarse, abrirse y entonces queda invadido por la realidad, por la Verdad.

El avance y evolución consiste en la transformación de todo lo que son formas o estructuras, en todos los niveles de nuestro ser. El trabajo, pues, va operando una evolución en las formas más externas de nuestra personalidad:

En el cuerpo físico se produce una  liviandad progresiva de las energías que circulan por él capacitando a la persona para una conciencia más clara de sí misma y aumentando su equilibrio y capacidad de concentración.

 A través del trabajo mental se va adquiriendo cada vez más unas ideas más elevadas, más amplias y esta armonización capacita para sentir la resonancia de lo interno y encontrar esa verdad que va filtrándose a través de la mente.

Trabajar sobre los estados de conciencia.  A medida que se desarrollan las formas esto permite que la Conciencia evolucione por sí misma, por encima de nuestra voluntad.