Me ocurre a veces; siento claramente un bienestar interior, placentero, agradable pero por otro lado mi Mente trabaja en contra y no cree tener ninguna razón para compartir esa placidez .
Y no es que exista una lucha en mi o que mi Mente esté demasiado activa buscando explicaciones y analizando situaciones. Simplemente es como si en el campo interior estuviesen dos estados encontrados. Cada uno de ellos sabe que el otro no es el rival, así y todo se miran de reojo e intentan ignorarse. No tienen todavía Conciencia de lo importante que es su unión
Sencillamente Mente/Corazón todavía no se han conectado del todo. Cuando esto suceda nuestra panorámica de la vida se amplificará y se volverá más clara y sencilla.
Interiormente me siento «divina» y mentalmente tengo mis dudas… y la Observadora de ambas se sonríe.
Yo he vivido en lo que llaman el «tercer mundo» bastantes años, sitios donde no hay conocimiento del «mío». Donde no hay posibilidad de tener nada de manera exclusiva. En sitios donde ni por asomo está la idea de propiedad porque compartir es lo único posible para sobrevivir dignamente. No he conocido gente más generosa que los pobres del tercer mundo. Es más, en occidente manejamos la palabra generosidad sin haberla experimentado nunca. Igual que otros valores, como la paciencia, nosotros los blancos occidentales no podemos ni imaginar qué es la paciencia.
En esos lugares, ni siquiera había -hace 35 años´- un espacio que pudieses ocupar por derecho de haber llegado primero y decir «este es mi sitio». En las mezquitas y santuarios no hay sillas ni bancos; te sientas en el suelo al lado de diez en una fila donde caben 15 y llegan diez más y tienes que recoger hasta la respiración para que quepan. Y cuando piensas que ya no caben ni una más, vendrán otras diez y harán -milagrosamente- que te amalgames y te acoples a un largo y único cuerpo de treinta y una personas. Sin quejas ni mal ánimo porque es lo que hay.
No existía la palabra «mío» . Las casas tenían una sala, alfombrada pero vacía totalmente, donde se hacía vida durante el día y por la noche se extendían unas colchonetas para dormir los hijos y los invitados. Un único dormitorio para los padres donde se guardaban todas las cosas durante el día. Además había una cocina y un baño que normalmente estaba en el patio,
Nada que ver con el concepto que se tiene en occidente; la necesidad de privacidad y tener cosas propias. nada que ver. No digo que sea mejor ni peor, en realidad todos los extremos tienen serias desventajas.
Para acoplarse o entender las distintas formas de vida hace falta flexibilidad de miras, saber adaptarse y saber respetar al prójimo, a otras culturas y religiones. Todo nos enriquece si estamos dispuestos a ceder y a abrirnos a aprender de otros con humildad. Todo nos enriquece cuando vivimos conscientes de que todos sin excepción pertenecemos a este planeta formando una sola humanidad.
Viajar y conocer otras culturas y tradiciones nos ensancha la visión que tenemos del mundo. Siempre es un aprendizaje.
Imagina por un momento que tu estado mental está en calma. Te sientes profundamente relajado y das un largo y lento suspiro de alivio placentero.
Imagina por un momento que tu mirada está fija en el horizonte pero sin ningún pensamiento. En total estado de contemplación.
Imagina por un momento que ni siquiera sientes tu cuerpo físico y que es la Luz de tu transparencia la que ilumina el lugar. Tu cuerpo vibra y te sientes vivo.
Esta es la paz que has creado por sólo estar observando sin hacer juicio alguno. Tu respiración está en perfecta sincronicidad con la naturaleza, en un mismo palpitar.
El Alma estuvo desconectada del corazón pero ahora que has entrado en una dimensión espiritual, tu estado es el del Amor incondicional. Ahora experimentas el sentido de unidad y fusión con el Todo.
Ser conscientes de nuestra propia Alma nos brinda autenticidad e integridad.
¿Qué pensabas, que no iba a tener final el sufrimiento? ¿Que no iba a tener recompensa tu esfuerzo? ¿Que lo correcto y la verdad no asomarían nunca para hacerse valer en ti?
Iniciamos nuevas formas de pensamiento y acción. Nos sacudimos de encima lo viejo e inútil. Nos reconstruimos. Corregimos el rumbo. Aprendemos.
Alertas pero sin miedo. Cautos pero decididos a aceptar desafíos.
Somos llevados al máximo de tensión para que reaccionemos y nos alistemos al cambio; no hay tantas opciones; ser nosotros mismos o esclavos voluntarios al sufrimiento.
El Amor -esa energía pura sublime- es la gran experiencia que se nos brinda ahora. Estamos sintiendo los cambios, consciente o inconscientemente. Los conflictos, las crisis de ansiedad y miedo, nos avisan de la llegada de la tormenta emocional; veámosla venir y enfrentémoslas con decisión y calma.
Se levantarán los velos y sólo será posible ser auténticos con nosotros mismos. No convirtamos el dolor en sufrimiento. Podemos crear nuevas formas para sentirnos felices y en paz con nosotros mismos: amándonos.
Cuando yo era jovencita mi madre muchas veces me gritó cuando me veía recostada en el sofá ¡¿qué estás haciendo que no haces nada?! y yo no atinaba qué responderle… ¿acaso se contentaría si le respondiese «estoy soñando«?
El alma de las cosas se esfuma cuando al crearlas no hay pasión ni inocencia. Cuando sólo hay intereses materiales pierden la luz.
El Alma del ser humano se nubla y achica por la misma razón; el dios dinero en un pedestal, el apego terrenal, el éxito económico, esas cosas le quitan el valor y la magnificencia a la vida misma.
El miedo a perder bloquea la magia de la vida. La prisa y la impaciencia no dejan que sucedan los milagros que esperan el momento propicio para actuar.
Se pone la energía en lo que nutre la vanidad y compensa al Ego. Se desvía la atención y atrae las luces de la baratija del no-esfuerzo, la banalidad de lo que halaga y complace al cuerpo, nada más allá de eso.
Conciliar cielo y tierra requiere de templanza. ¿Cómo adaptarse a una sociedad enferma y no salir contaminado?
¿Qué estás haciendo que no haces nada? … -mamá, estoy imaginándome que tengo alas y sobrevuelo la casa, el barrio, la ciudad, el país, el continente, y sigo elevándome por encima del planeta y me siento una con los demás astros y puntos de luz. Instintivamente me siento capaz de enviar amor a todo mi alrededor y a cada uno de los seres vivos de todas partes, de forma simultánea y sin esfuerzo. Soy uno más sin distinciones, todo es perfecto.
La Soledad es estar a solas con uno mismo. Momentos íntimos de gran valentía que se disfrutan desde la paz y el sosiego de corazón cuando el Ser ha sido enriquecido y no hay asuntos pendientes.
No hablo de soportar la soledad o de “entretenerla”. Yo le doy la bienvenida, la abrazo. Quiero aprender de ella, ya que ha venido a mí sin yo buscarla, trayendo consigo la quietud y el espacio para la reflexión. Me enseña a aceptarme y deshacerme de falsas auto-imágenes. Me está enseñando a observar. La Soledad me enseña a disfrutar de las pequeñas cosas. Sobre todo me enseña a no tener prisa.
He llegado al Amor Maduro, ese que es para quien quiera recibirlo. ¡No sabéis lo trascendental que es para mí llegar a esta comprensión! Toda mi vida ha sido un caminar arduo escalando una alta montaña. Al llegar arriba me he encontrado, sin siquiera saber que existía, el Amor Maduro, en el que uno ya tiene tiempo y entendimiento suficiente para amarse a sí mismo. Y he leído algo muy bonito sobre él:
“El Amor Maduro no persigue; recibe. No reivindica; consigue. No pregunta; adivina. No exige; da. No disputa; comprende. No tiene miedo a nada ni a nadie; percibe el Amor en todo y todos”.
Este nuevo sentimiento que me invade y me alimenta, como veis, me hace sentir plena y en un estado de felicidad interior en el que os incluyo cada día porque os siento, a cada instante de mi vida, dentro de mí. Me doy por satisfecha. Todo lo que viva de más lo sentiré como un añadido generoso a mi vida.
Mientras tengamos problemas sin resolver y estemos viviendo cada situación presionados por nuestro Ego, no podremos utilizar la Mente de un modo libre y claro. Como además, nuestra experiencia de vida está llena de aspectos negativos por zanjar, tenemos una sensación de culpa y cuenta pendiente que no nos deja sentirnos plenamente satisfechos con nosotros mismos.
¿Qué significa estar interiormente en paz? Cuando en nuestro corazón no hay miedo alguno ni nada nos inquieta, nada nos intranquiliza. nos sentimos livianos y libres y nuestro estado mental es de calma placentera.
Son tres las condiciones necesarias para sentir paz interior:
Estar interiormente en paz con los demás.
Vivir y aceptar la realidad de uno mismo.
Desarrollar la Conciencia superior.
LA CONCIENCIA SUPERIOR.– Se trata de la energía creadora que existe en todo ser vivo. Primeramente hay que intuirla y después cultivarla hasta que se convierta en un estado de conciencia habitual y permanente. Es la Energía que nos conecta con las fuerzas del Universo.
Para ello tenemos que aprender a entregarnos del todo en lo que hacemos, sea importante o no, pues lo importante no es tanto la cosa que se hace sino cómo se hace.
Cultivar el hábito de crear y sentir la paz interior en momentos de descanso. Evocarla. Respirarla. Suspirarla conscientemente. Y así crear ese estado, como si fuese un hábito más, sonriendo hacia adentro.
LA INTUICIÓN, que está por encima de la mente racional es la que percibe y acepta que existe “algo más allá”. Debemos abandonar la idea de que nuestro desarrollo se producirá a base de adquirir cosas del exterior. Del exterior aprendemos la técnica pero el anhelo de crecimiento y la experiencia misma de la realidad, eso sólo lo podemos conseguir dejándole paso libre a la intuición.
VIVIR HACIA FUERA PARA CAPTAR LAS COSAS Y HACIA ADENTRO PARA INTUIR LA VERDAD DE LA CUAL ESTAS COSAS SON SÓLO UNA MANIFESTACIÓN, UN REFLEJO.
Existe una voz interior superior que es nuestra intuición y debemos aprender a distinguirla de la voz del subconsciente; la voz de los propios deseos o temores. Mientras existe esta confusión, es cuando el maestro externo es necesario para ejercer una labor de discriminación. El trabajo interior va educando progresivamente para que cada uno sea capaz de emanciparse de dependencias externas. Pero debe quedar claro que uno no debe desear la emancipación antes de hora por un deseo de independencia o de orgullo porque puede serle fatal y puede retrasarle el trabajo. Uno debe aprender a ser sencillo, sincero, porque en cuanto existe una autosuficiencia irreal, entonces se corre el peligro de desviarse del camino verdadero.
LA EVOLUCIÓN SE ORIGINA EN LO SUPERIOR.- Para poder entender la evolución debemos situarnos en la Mente Superior, en la mente trascendente, en la Voluntad Superior; y sólo entonces las cosas empezarán a tener sentido. Porque la evolución no es un mecanismo que produce un ascenso. La evolución es un proceso de atracción que se origina en algo que ASPIRA desde arriba, se trata de una fuerza que atrae..
Es fundamental seguir un método de trabajo, y aprender a ver que ese trabajo de maduración interior, de EVOLUCIÓN, no se produce en virtud de nuestro trabajo sino de una acción especial, específica, que constantemente está viniendo desde los niveles espirituales.- Esta atracción que procede de lo superior es lo que se ha llamado LA GRACIA.
La Gracia es esa energía, esa fuerza y realidad que procede de Dios, del nivel de la Realidad Absoluta y que se infunde en la naturaleza; y más especialmente en el ser humano, al que moviliza, dinamiza, haciéndole sentir esa urgencia, esa necesidad, esa sed de infinito.
Lo que nos empuja hacia arriba es lo que desciende de arriba. No son ni nuestra mente, ni nuestro cuerpo, ni nuestros sentimientos, aunque esta FUERZA DE LA GRACIA se exprese a través de los sentimientos y de la mente.
Nunca soy “yo” el que hace, alcanza o posee, al contrario, el yo sólo puede entregarse, abrirse y entonces queda invadido por la realidad, por la Verdad.
El avance y evolución consiste en la transformación de todo lo que son formas o estructuras, en todos los niveles de nuestro ser. El trabajo, pues, va operando una evolución en las formas más externas de nuestra personalidad:
En el cuerpo físico se produce una liviandad progresiva de las energías que circulan por él capacitando a la persona para una conciencia más clara de sí misma y aumentando su equilibrio y capacidad de concentración.
A través del trabajo mental se va adquiriendo cada vez más unas ideas más elevadas, más amplias y esta armonización capacita para sentir la resonancia de lo interno y encontrar esa verdad que va filtrándose a través de la mente.
Trabajar sobre los estados de conciencia. A medida que se desarrollan las formas esto permite que la Conciencia evolucione por sí misma, por encima de nuestra voluntad.
Hoy llamo a los testigos de mi Alma; a los que la ven florecer. Porque yo misma estoy la mayoría del tiempo inmersa en el mundo de las emociones y eso me dispersa y me aleja de mi Ser.
Ya dejé de cuestionarme quién soy. Aceptar lo que no se puede cambiar no es resignarse ni conformarse con menos de lo que creemos merecer. Aceptar lo que no se puede cambiar ensancha nuestra capacidad de paciencia y confianza absoluta en la Misericordia divina.
En esos momentos cruciales en los que se nos pone a prueba, tenemos que poner en práctica lo que en teoría sabemos tan bien. Cuando realmente tenemos que sacar fuera nuestra valentía y decisión, nuestra templanza… esos son los momentos cruciales que nos hacen dar un salto real hacia adelante.
¡Tantas veces salí huyendo! Tantas veces le di la espalda a mis responsabilidades, Pero la vida se encarga de enfrentarte, una y otra vez, -las veces que hagan falta- a la prueba que debes superar; a achicar el Ego, a aflojar convicciones, a desinflar la soberbia… a crecer en Conciencia.
Y uno intentará disfrazarse, podrá quizá atrasar los hechos, buscar un atajo para salir airoso, negar a los gritos el someterse al Plan divino pero nosotros los humanos somos diminutos seres insignificantes ante el Poder de la Conciencia Superior a la que pertenecemos. Poner resistencia crea sufrimiento innecesario.
Cuando el Ego claudica ocurre entonces un cambio progresivo en donde la Conciencia apacigua a la Mente. El diálogo interno se suaviza y lo observado se vuelve relativo.
Si estás en comunión con Dios no sientes la necesidad de rezar para pedir.
Cuando la conexión con Dios es sincera y cercana sólo agradeces.
Si estás en el proceso del conocimiento de ti mismo, confías plenamente en la Misericordia divina y aceptas.
Si no elegiste ser infeliz o fracasado cuál es el motivo de que te sientas deprimido y con ansiedad.
Si no elegiste sufrir qué conflicto en ti te lleva al sufrimiento.
La paz interior surge cuando te has deshecho de todo pensamiento inútil… y confías en ti y en el Universo.
Antiguamente no había tiempo para tener dudas o miedos; entonces era todo tan precario que la misma vida te empujaba a que saltases al ruedo a vivirla. Hoy en día somos demasiado mentales.
La energía va donde pones la atención. Tus pensamientos obsesivos no te permiten pensar con claridad. Procura tener una buena actitud ante la vida y originarás en ti buena onda.