La esperanza

La esperanza lleva consigo una mirada larga y calma, dejando que las cosas se acerquen por si mismas; dejando abierta esa posibilidad, aún con los ojos cerrados.

La esperanza tiene una mirada de contemplativa atención, deseando atraerte al mismo tiempo que te deja la libertad de que decidas por ti mismo. El estado es de confianza.

La esperanza desprende una fragancia que incita a unirse y disfrutar de ella. Mientras que la espera -que quiere creerse esperanzadora, lleva consigo el olor del miedo, y crea desconfianza.

Dejemos que entre en juego la esperanza, -no del que espera ansioso y a la expectativa-, sino del que está esperanzado, que es bien distinto.