Los Miedos como fantasmas

Cuando el problema radica en no sentirse querido… ahí comienza la tortura; los miedos -como fantasmas- se van posesionando de la mente y el corazón cada vez se siente más angustiado … y uno se va retrayendo, retirándose, apartándose, encerrándose en sí mismo; los miedos le consumen. Eso es lo que pasa cuando a uno le invade la inseguridad por no sentirse querido; todo el ser se viene abajo.

Y no es nada más que una percepción mental falsa! Pero ningún razonamiento sirve en ese momento: la mente está fuera de control. Es unas reacción por unos miedos infundados y uno mismo provoca la estampida y la caída en la depresión.

Cuando en la niñez no hubo afecto y el ambiente fue hostíl y conflictivo, un niño sensible y perceptivo sufre y vive desorientado en la confusión y el miedo. Ese fantasma de no sentirse querido queda impreso en el inconsciente y le limitará en su forma de relacionarse con los demás en el futuro. Ya, en sus momentos bajos, siempre aparecerá la inseguridad y el miedo paralizante a no ser querido y a ser abandonado.

Y tal parece que nunca fueron suficientes las muestras de cariño recibidas. Nunca fue suficiente todo lo que se hizo por la persona, cuando uno se siente no merecedor… el fantasma de «no merecía ser querido» le envuelve a uno. El ego chilla y el corazón sangra y sin saber porqué vuelta al pozo de la incomprensión y la soledad. De la tortura de la mente y la angustia del corazón. Con la mirada se pide ayuda pero ¡hay tanta prisa alrededor!

Sanar la mente desde la mente es imposible. Existen ejercicios de respiración para conectar con el corazón y desde ahí comenzar a recuperar al alma debilitada … cuando la mente se hace fuerte puede arremeter contra los miedos -que son como fantasmas- y con la Luz se desvanecen.

 

 

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