A partir de cierto grado de conocimiento, éste es directo, y no hay libro que pueda enseñarte lo que no consigues a través de tu propia experiencia.
Pero con la manía que tenemos los humanos de estar siempre creando algo nuevo que «supere» lo que ya consideramos conocer… nos engañamos en nuestra ignorancia, limitándonos, quedándonos en lo superficial del saber.
Esto ocurre con el Reiki. Después de la primera gran sensación que causó el Reiki en occidente, creyendo que ya lo dominaban y lo sabían todo sobre él, comenzaron a añadirle cosas o a «descubrir» nuevos métodos mucho más potentes, decían.
Después de muchos años de trabajar con Reiki mi experiencia me dice que es mejor simplificar e ir al origen que indagar en una veintena de métodos y nombres nuevos que lo único que hacen es confundir y distraer al buscador de una enseñanza de auto-sanación verdadera.
Todos los que trabajan a través de la imposición de manos, como Canal de la energía superior sanadora, aunque varíen las formas de aplicación, el origen básico para conseguirlo es sólo uno; el dominio de las energías y la maestría en conectar mente y corazón para poder sanar desde el campo astral.
No todos los practicantes llegarán a tal percepción; se requiere práctica y disciplina, voluntad e intención. Una vez se ha conseguido ser Canal, qué más da bajo qué enseñanza llegaste a este dominio, a partir de ahora sabes que el Conocimiento llegará a tí directamente a tu corazón y, sabes, que no tiene límites.