Creemos que tener una buena salud es algo casual y fortuito
… Estamos convencidos de que «algo tiene que tener uno» y llevamos a cuestas molestias y dolores aceptándolo como algo normal. Así y todo nos consideramos saludables -nos conformamos con el 70% de nuestro potencial – aunque nuestra energía vital y bienestar no sean completos.
El cuerpo nos avisa y nos manda señales de molestias tanto físicas como emocionales para que vayamos rectificando el rumbo y así mejorar nuestra actitud hacia nosotros mismos y hacia los demás, desarrollando nuestra mente y nuestra Conciencia con el objetivo de alcanzar un estado estable de paz interior.
Tratar superficialmente el malestar, ignorar o sedar el síntoma físico no arregla nada ni mucho menos deshace de raíz el problema. Nada sucede por casualidad, si no prestamos atención a estos primeros signos la escalada en intensidad irá creciendo en forma de enfermedad.
Cualquier tipo de trastorno, físico y emocional, debe ser atendido desde su aparición. Son señales de desequilibrio entre quien somos y quien actua. Es el conflicto entre lo que se hace, lo que se dice y lo que se siente.
Tarde o temprano, vivir en esta contradicción, en la que gastamos nuestra energía en disimular, reprimir, etc. crea tensión, frustración y rabia… haciendo mella en nuestro cuerpo físico y mental.
Tomemos conciencia de ello. Hagámonos responsables de nuestra salud. Amémonos más y concedámonos ser nosotros mismos enteramente… digan lo que digan…
