Desconectados de quienes somos

Al niño se le enseña un modelo de educación; si lo sigue es bueno y si no es malo.

Si no sigue el mismo ritmo de los mayores es tonto o torpe.

Si no sigue las mismas creencias es rebelde.

Sólo se le valora en la medida en que es SUMISO y OBEDIENTE.

Para cuando ese niño ha crecido y se ha formado ya el Amor en él se ha devaluado y probablemente su corazón está lleno de resentimiento, frustración, culpabilidad, rabia…

Se debe respetar la individualidad del niño para que tenga la posibilidad -es su derecho- a desarrollarse íntegramente como persona, experimentando otras realidades y poder descubrir así su propia identidad.

En el mundo moderno colocamos las ideas y creencias antes que la experiencia. Tenemos formada una «idea» sobre el amor y la vida pero ¿lo experimentamos realmente o nos quedamos en la idea…?