
Nuestro alejamiento del Espíritu creador y la degradación que ese alejamiento de nuestra esencia nos ha ocasionado, ella lo sufre.
En ella repercute nuestra falta de respeto y mesura.
Nuestro egoísmo y codicia, la han herido en lo más profundo.
Nuestra irresponsabilidad, nuestras guerras, nuestra soberbia e ignorancia, todo eso han desestabilizado grandemente la Naturaleza que nos rige.
Son momentos de grandes crisis.
La Madre Tierra nos sacude a ver si reaccionamos ya.
No se trata de ningún castigo divino, tenemos el mundo que hemos creado.
No es momento de lamentos, es momento de despertar y actuar desde el corazón.