A donde me han llevado mis prácticas espirituales es a la transformación; desde la conciencia del ego a la Conciencia del Ser. A los 30 años andaba en la inconsciencia total; era egoísta, insegura, impulsiva, irritable, superficial, materialista e infeliz. Cometí verdaderos destrozos en mi vida, por ejemplo, romper la familia.
Comencé mi búsqueda espiritual como tanta otra gente, sin saber qué buscaba. Por aquel entonces nos etiquetábamos como «buscadores». Se despertó una inquietud en mi corazón pero no sabía de qué se trataba. Necesitaba con urgencia paz interior, pero más que eso, no sabía nada.
Después de viajar por sudamérica buscando un maestro y vivir en comunidad en la naturaleza, entré en él islam creyendo que una disciplina centrada en Dios era lo que necesitaba. Y así fue durante cerca de 20 años; rezos, dikra (mantra), ayunos, observación de reglas muy estrictas, todo ello sirvió para pulir el ego, sin lugar a dudas. Casi al final de esta etapa marchamos toda la familia a vivir a Irán, durante 7 años. Igualmente como experiencia fue extrema pero muy enriquecedora.
Sucedían cosas «sobrenaturales» por llamarlo de alguna manera, que me ayudaban a sobrellevar tantas dificultades a todos los niveles. La Divinidad y la Gracia de Dios proteg ían mi corazón. Abracé el sufismo de la mano de Safar Efendi de la orden Yerrahi de Turquía y eso hizo expandir mi corazón… Años muy intensos y de muchos pequeños milagros diarios… necesarios para asomar la cabeza por encima de las miserias humanas.
Pero todo este andar no era nada más que la antesala que me preparaba, sin yo imaginarlo, para esa transformación profunda. Ocurrió después toda una explosión violenta de acontecimientos en mi vida que derrumbaron totalmente mis esquemas, creencias, estatus, … y nuevamente rompía la familia.
Hubo un renacer a partir de que se abriese la tierra bajo mis pies al preguntarme ¿quién soy? … y llegó el Reiki como un gran regalo y punto de Luz en mi vida, y comencé a formarme en otras medicinas naturales y dedicarme profesionalmente a ayudar a los demás. Todo ello, abriendo un nuevo camino que ya ni me cuestionaba a dónde me iba a llevar.
Y estaba yo en todo ello, satisfecha, instaurada en mi felicidad casera, cuando conozco «casualmente» a finales de 2007, un gran maestro de yoga y meditación hindú. Ni yo estaba interesada en ninguna religión ni en el yoga ni quería más cambios en mi vida. Pero… las cosas que están destinadas para tí, llegan de cara y yo, gracias a Dios, no me resistí y me dejé llevar.
Ahí comenzó la segunda parte de la transformación. Desarrollar la mente. Alimentar el alma. Sanar el cuerpo emocional. Ser la observadora y la observada. Fusión de mente y corazón.
Pero lo que quería compartir en resumidas cuentas es a dónde me ha llevado todo este largo camino. Es posible encontrar en uno mismo un estado de paz estable. Independientemente de lo suceda en el exterior. La visión y la perspectiva de la vida se amplía. Y la Conciencia -que es Luz- ilumina el Presente, llenándote de confianza y aceptación.
Estoy convencida de que estamos viviendo unos momentos de grandes oportunidades. Las crisis, a todos los niveles, son solamente el preludio para vaciarnos de todo lo inútil. Como seres humanos llenos de soberbia e ignorancia es la única manera, así lo hemos elegido muchos; desde la resistencia del ego todo se hace más difícil.
Estamos transitando la parte más difícil y penosa de nuestra andadura que nos sacará fuera de la Dualidad y la ignorancia. Ahora tenemos la oportunidad de reencontrarnos con nuestro Ser que es puro Amor y Luz.